Institución Futuro, junto con los Colegios de Ingenieros de Caminos, Industriales y Agrónomos de Navarra promovieron en abril una completa jornada sobre el futuro inmediato del Tren de Alta Velocidad en Navarra, cuyas conclusiones se presentaron hace unos días. Es importante romper el monopolio de la opinión social en manos del ámbito exclusivamente político y que las diferentes organizaciones puedan exponer sus conocimientos, compartir sus ideas y elevar sus exigencias. Es el caso del Tren de Alta Velocidad en Navarra, una infraestructura que debido a su gran complejidad escapa al normal conocimiento del cuerpo social y, por ello, es presa fácil para la manipulación.
En opinión de los que participaron en la jornada del TAV en Navarra, nuestra Comunidad está en un serio riesgo de no disfrutar nunca de esta infraestructura ferroviaria. Y cuando digo nunca queremos decir en un plazo que realmente sea admisible para nuestras aspiraciones actuales. Y no será la primera vez. Después de 40 años todavía los navarros no pueden ir por autovía a Madrid.
Toca pues exigir con contundencia al Estado que haga para Navarra lo que está haciendo para el resto de España con la construcción del TAV. En esta exigencia, lo más esperanzador es que el Estado tiene capacidad financiera para ejecutar estas obras; lo más inquietante es que nos vuelvan a “tomar por el pito de un sereno”.
Hay que tener meridianamente claro que la apuesta no puede ser otra que la construcción íntegra del Corredor Navarro de Alta Velocidad que nace en Zaragoza (no en Castejón) y que finaliza en la Y Vasca (no en Campanas). Son 250 kilómetros de nueva vía doble en ancho internacional y para tráfico de viajeros y mercancías. Conlleva la variante y la nueva Estación de Tudela; supone la muy beneficiosa eliminación del bucle ferroviario de la Comarca de Pamplona y exige la implantación de la nueva Estación de Alta Velocidad de Pamplona. Como ya se dijo en la jornada, o se tiene todo o no se tiene nada.
El Corredor Navarro de Alta Velocidad está diseñado, desde su inicio, para dar servicio de Alta Velocidad a Navarra, pero también para conectar estratégicamente la Y Vasca y la salida a Europa con el Valle del Ebro y de allí con Cataluña y el Mediterráneo; así como con Madrid y el sur peninsular.
Lamentablemente, la planificación más reciente que el Ministerio ofrece a los navarros es un sucedáneo de ínfimo nivel ferroviario, ya que lo que se va a realizar en los próximos cinco años es reponer la vía de ancho Renfe del siglo XIX (esta vez doble) sobre el nuevo terraplén entre Castejón y Campanas. Y punto. Aunque sobre ella circulasen los nuevos trenes Avril.
La sociedad navarra debe saber que es posible que el verdadero Tren de Alta Velocidad llegase desde Zaragoza a Pamplona en menos de diez años y que se pudiese conectar con la Y Vasca en otros cinco años. Para eso nada más sencillo que multiplicar por cuatro la actual inversión del Estado en el Corredor Navarro. Para ello nada más sencillo que hacer en los 250 kilómetros del Corredor Navarro de Alta Velocidad lo mismo que el Estado ha hecho en el resto de España en los últimos 30 años, construyendo más de 4.000 kilómetros de nueva vía.
Mención aparte merece recordar la lamentable situación del actual Apeadero de San Jorge, la 12ª estación española de FFCC con más viajeros de media y larga distancia, y por donde cada año pasamos más de 1.200.000 personas en pésimas condiciones. Al igual que el intentar explicar cómo es posible que todavía no se haya puesto en marcha el mayor y mejor desarrollo urbanístico de Navarra, el PSIS de Echavacoiz vinculado al TAV, que aportaría más de 12.000 viviendas (muchas de ellas con diferentes tipos de protección oficial) para facilitar el acceso a la vivienda de los jóvenes y familias de la Comarca de Pamplona.
Concluiremos igual que concluyeron las reflexiones expuestas en la jornada del TAV. Diciendo que el 100% del Corredor Navarro de Alta Velocidad lo paga el Estado. Que lo que el Estado no invierta aquí lo invertirá en otra parte de España. Que Navarra está pagando a través del Convenio Económico su parte proporcional para construir el resto de la red de Alta Velocidad española. Que ya se sabe que no hay unanimidad política ni social en Navarra para respaldar esta infraestructura, pero que sí hay una mayoría aplastante en las fuerzas políticas que lo respaldan. Que precisamente el demandado “tren social” solo podrá desplegarse en Navarra si hay TAV. Que lo que se pide es posible. Y que no estamos solos, pues tanto el País Vasco como Aragón pueden ser, y serán, nuestros aliados. Podemos seguir haciendo el primo; pero también podemos ser capaces de conseguirlo. Es decir, que se construya íntegramente el Corredor Navarro de Alta velocidad en los próximos años.
Álvaro Miranda Simavilla. Ingeniero de Caminos y miembro del think tank Institución Futuro.