A un lugar rodeado de alambradas y vigilado por torres con tiradores le llamamos o cárcel o estado socialista. Lo que sucede es que han pasado 34 años desde la caída del Muro de Berlín y el colapso de la URSS y la gente olvida lo que era vivir en un estado sin empresas, sin empresarios, sin mercado, sin beneficios, sin propiedad y sin libertad. Por eso la izquierda española actual, que ideológicamente sigue instalada en el socialismo real y el marxismo, achaca todos los males de la sociedad a los empresarios y las empresas. De lo que se deduce que cuantas menos empresas y menos empresarios mejor para una sociedad. Pues bien, la izquierda navarra puede estar de enhorabuena porque el año pasado fue la comunidad española en la que más bajó el número de nuevas empresas.

Adicionalmente tenemos que el saldo neto entre nuevas empresas constituidas y empresas cerradas sigue siendo positivo, pero es el dato menos positivo de los últimos años. Inferiores incluso al 2020 en plena pandemia, en plena anormalidad y con el país confinado.

 

 

Si realmente creemos que un país o una región va mejor cuantas menos empresas y menos empresarios tenga, entonces todo marcha fenomenal. El problema es que no se nos ocurre ningún país en el mundo al que le vaya bien sin empresarios, sin empresas, sin libre mercado, sin competencia, sin propiedad y sin todas esas cosas con las que los partidos actuales de gobierno tanto a nivel foral como nacional quieren acabar.

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