La gestión por parte del Gobierno de Navarra de la Sanidad es un área de sumo interés para los ciudadanos. No en vano, es también la que, año tras año, mayor porcentaje de los Presupuestos Generales de Navarra recibe, en torno al 27% de lo presupuestado.

Como ya ha indicado Institución Futuro con anterioridad, el nuevo gobierno de Navarra ha contado con 1.037 millones de euros de recursos adicionales disponibles para hacer su política, y Sanidad ha sido la más beneficiada, al recibir el 28% de esos recursos mencionados: en el trienio 2016-2018, 295 millones de euros.

A priori, podría pensarse que este aumento de recursos se ha traducido en una mejora de los servicios prestados a los ciudadanos. Teniendo en cuenta la naturaleza multidimensional del gasto sanitario y de la salud de la población, hay varios indicadores en los que podemos fijarnos para valorar la calidad de los mismos.

El más fiable, aunque no el único, es el Barómetro Sanitario que el CIS elabora de manera anual para el Ministerio de Sanidad. Pues bien, de 2015 a 2017 la satisfacción de los navarros con la Sanidad pública ha caído del primer al séptimo lugar, con el agravante de que todas las demás regiones, excepto Andalucía, han registrado mejoras. Esta nota, la peor de la última década para la Sanidad navarra, confirma un deterioro absoluto y relativo de la percepción ciudadana.

Otro estudio, el Monitor de Reputación Sanitaria, combina no solo las percepciones de médicos, enfermeros, farmacéuticos hospitalarios, etc., sino también un análisis de indicadores objetivos de calidad asistencial y méritos reputacionales. Éste nos dice que el Complejo Hospitalario de Navarra estaba en el puesto 53º de los hospitales públicos en 2015, mientras que en 2018 ha caído a su peor resultado de los últimos cinco años, hasta el puesto 64º.

El análisis de las listas de espera es otro factor a tener muy en cuenta, puesto que las sufrimos directamente los ciudadanos. En esta legislatura, las listas de espera quirúrgica apenas se han reducido en 560 personas –frente a la reducción de 850 personas en 2014 y 2015- y, lo que es más grave, los días de espera media han disminuido en solo 2 días.

Por último, merece la pena repasar qué opinan los profesionales sanitarios, los protagonistas de esta historia. El Sindicato Médico de Navarra está convocando huelgas y concentraciones para denunciar la falta de profesionales médicos, la sobrecarga laboral, la fuga de facultativos y las malas condiciones laborales. Hace semanas ya alertó de la gran presión asistencial que sufren los médicos debido a la sobresaturación, y que provoca que servicios enteros estén al borde del ‘burnout’ (el profesional quemado). El Sindicato de Enfermería de Navarra también denunciaba hace poco de que “la Consejería de Salud de Navarra no solo sigue sin escuchar las necesidades y problemas de los profesionales de Enfermería y Fisioterapia de esta comunidad, sino que, además, ejecuta sus decisiones con una enorme improvisación”.

En resumen, que a pesar de que se ha incrementado notablemente el gasto en salud, la percepción ciudadana se ha hundido, las listas de espera se han reducido menos que cuando se invertían menos recursos, han aumentado los días de espera para intervenciones quirúrgicas y los profesionales sanitarios están muy descontentos. ¿Cómo es posible este deterioro?

La explicación es muy simple: más recursos, pero mal invertidos. Por ejemplo: los gastos de personal son los que han absorbido el mayor crecimiento del gasto, un 44%, 130 millones de euros. El total de la plantilla ha crecido entre 2014 y 2017 un 7,2%, según los propios datos del SNS, es decir, que en términos netos se ha contratado a 687 personas más. De ellas, solo 66 se corresponden a facultativos especialistas y no especialistas, es decir, que menos del 10% del aumento total se ha invertido en médicos. Pero entonces, ¿a quién se ha contratado? Pues sobre todo a personal de servicios generales, a administrativos y a sanitarios no titulados.

Sin desmerecer la labor que todos los profesionales ligados a la salud realizan, resulta cuanto menos llamativo que el mayor gasto en el departamento no haya ido destinado a la contratación de médicos, que son quienes en buena medida resuelven los problemas.

Una vez más, se comprueba que no siempre gastar más conlleva mejorar el servicio que se oferta. Se tendría que haber realizado una mejor labor de organización y gestión del gasto, incluyendo el mantenimiento del convenio con la Clínica Universidad de Navarra, en vez de haber recurrido a contrataciones poco comprensibles y a las llamadas peonadas para reducir listas de espera, con un mediocre resultado. Una lástima que al final seamos los ciudadanos quienes suframos las consecuencias de esta mala gestión.

Institución Futuro
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