En los últimos cuatro años España ha incrementado el salario mínimo un 35,9%, un aumento desde los 735,9 euros mensuales a los 1.000 euros actuales que ha provocado la desaparición de 217.500 puestos de trabajo. El alza del SMI ha generado de forma directa la destrucción de 71.600 puestos de trabajo y ha evitado la creación de 145.900 empleos.