Estos datos deberían ser una señal de alarma para los Gobiernos: ¿el sistema educativo está fomentando la innovación o sólo crea ciudadanos preocupados por su seguridad económica personal?
La Unión Europea lleva tiempo aplicando políticas enfocadas sobre todo a los jóvenes para estimular su voluntad de establecer negocios propios, pero hasta ahora no parecen haber surtido efecto.
El llamado espíritu de funcionario abunda en Europa, en contraposición con Estados Unidos, donde sólo un tercio de los ciudadanos no establecería un negocio si existiera el riesgo de que fracasara. Allí parece estar establecida la máxima de que quien no ha vivido todo el proceso empresarial, nunca será tomado en serio. O lo que es lo mismo, comenzar un negocio, luchar por él, ir a la quiebra y empezar de nuevo es básico para que te tomen en serio.
¿Cuánto tiempo tardaremos en Europa en darnos cuenta de la necesidad de experimentar todo ese proceso?