Diario de Noticias, 13 de octubre de 2006
Entrevista con Javier Elzo
El catedrático de Sociólogía de la Universidad de Deusto Javier Elzo visitó Pamplona el pasado martes para participar en la jornada de presentación del estudio Los valores de Navarra en el umbral del siglo XXI, elaborado por un grupo de profesores de la UPNA.
Antes de su intervención, Elzo ofreció su visión sobre el cambio de valores al que asistimos en la actualidad y dio algunas pinceladas sobre cómo ve a la juventud navarra, en su opinión, “la más rompedora y postmoderna de todo el Estado”.

Durante la jornada, se ha hablado del cambio de valores que se está produciendo en la sociedad. Algo que usted también aborda en el primer capítulo de su libro ‘Los jóvenes y la felicidad’. ¿En qué medida se está llevando a cabo está transformación?

El cambio fundamental ha sido la implantación del individualismo. Hemos pasado de realizar proyectos globales a proyectos más individuales. Si tomamos un periodo más largo y nos trasladamos 70 años atrás, nos encontramos con una guerra civil, en donde uno de los motivos fue religioso. En aquellos momentos, la sociedad atendía a una legitimación religiosa, una legitimación que en la actualidad está basada en el bienestar cotidiano. Y entre medio, durante un periodo más o menos corto, (que en Navarra y en CAV fue más fuerte) la legitimación respondió a valores políticos. Esto no significa que la religión no siga siendo relevante, no hay más que ver lo que está ocurriendo con el islam. Tampoco quiere decir que la dimensión política no tenga importancia (mira el follón que tenemos aquí aún), sino que significa que no tiene la fuerza que tenía antes en la gran masa de ciudadanos.

Vivimos en una sociedad postsecular. ¿En que se manifiesta?

Efectivamente, esta conversión en una sociedad postsecular es otro de los cambios que se están produciendo en los últimos años. Una manifestación clara son las pararreligiones: el esoterismo, la quiromancia, el culto por los orientalismos, por todo lo que tiene que ver con la Edad Media, los templarios… Todo esto ha adquirido una fuerza terrible. Otra característica de esta sociedad es el culto al cuerpo. Hoy en día hemos cambiado al cura por el médico. Ya no nos confesamos ante un sacerdote sino ante un doctor que nos pregunta cuánto comemos, cuánto bebemos, si hacemos ejercicio… Antes el cura preguntaba por el sexo, porque era el mayor pecado, pero ahora éstos son fumar y estar gordo. Antes nos preocupábamos por lo que iba a pasar después de muertos y ahora sólo queremos saber cómo vamos a llegar al momento de la muerte.

¿Quiere decir que a la sociedad actual no le importa lo que hay después de la muerte?

Así lo creo. Son pocas las personas que se plantean preguntas del tipo de si hay vida más allá, si todo termina con esta vida… Ahora no nos importa el más allá, sino el más acá.

Ésta es una visión de la sociedad en general, pero supongo que habrá diferencias de unos países a otros.

Sí, hay matices, pero no hace falta irse a Suecia para comprobar que existen diferencias. La sociedad que más rápidamente dio el paso fue Cataluña (hay que trasladarse a la II República). Después, el fenómeno de la secularización tuvo lugar en Navarra y en la CAV. Se produjo en un periodo muy concreto, entre 1962-63 y 1973-74. Por ejemplo, en sociedades de la meseta castellana la secularización se produce recientemente.

¿De qué depende esta diferencia?

Pues depende de muchas cosas. Por ejemplo, Cataluña siempre ha sido una comunidad muy cosmopolita y la burguesía catalana ha sido siempre muy progre , muy avanzada, mucho más que otras, especialmente, que la navarra.

Es que Navarra siempre ha tenido fama de ser muy conservadora.

Sí, la alta burguesía sí. En Navarra hay un núcleo importante que es extremadamente conservador y que mantiene parámetros del siglo XIX. Pero en esta comunidad existe una pluralidad de edades muy grande. Y así se constata que hay una fractura de valores muy claro de los 40-45 años para abajo. Esto se apunta tímidamente -porque la muestra es muy pequeña- en el estudio realizado por el profesor Vidal, pero es un reflejo muy claro de que la juventud navarra ha dado un salto gigantesco hacia la modernidad. Es mucho más rompedora que el resto, incluso más que la guipuzcoana (que se situaba como la más rompedora del Estado). Hay datos que reflejan que la juventud navarra da la mayor tasa de no creyentes de todo el Estado. Es la más postmoderna, la que ha adoptado mucho más los valores de autonomía con respecto de los padres, de libertad… Este cambio surge en la generación que ahora tiene 45-50 años. Es la generación que dio el salto de la legitimidad religiosa a la política. Ahora sus hijos viven en la legitimidad del bienestar: hacen lo que les apetece en cada momento.

¿Cuesta mucho hablar en positivo de la juventud de hoy en día? ¿No tiene nada bueno?

Para nada, posee valores muy interesantes como la lealtad, la sinceridad, la no doblez o el civismo. Pero no atienden normas, hacen lo que les apetece en cada momento. Es lo que se conoce como moral libertaria.

En su libro habla de los jóvenes y la felicidad, de dónde la buscan y dónde la encuentran. ¿Estos lugares no coinciden?

No. Si yo pregunto a la gente, incluso a los jóvenes, dónde buscan los jóvenes la felicidad, responden que en salir de juerga, en no tener control, en beber, fumar… Esa es la imagen. Pero no la encuentran ahí. No es un discurso para hacer moralina. Lo que hago es preguntar a los jóvenes si realmente se preocupan por la política, por cómo va el mundo, si apoyan a las ONG y luego les pregunto si son felices. Junto todas las respuestas y encuentro que no son quienes más tarde llegan a casa, quienes más se emborrachan los más felices, pero tampoco son los que se quedan en casa, quietecitos, leyendo Kant y oyendo Mozart. El más feliz es el que sabe controlar la juerga con un mínimo de responsabilidad, con el trabajo o el estudio. Por eso las chicas son más felices, porque saben conjugarlo mejor.

Institución Futuro
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