El trabajo pretende identificar las actuaciones y los conceptos que conforman el sistema de I + D + i en Navarra, conocer más en detalle la evolución del gasto de la Comunidad foral en esta materia, y analizar las políticas y los programas que se han implementado a nivel europeo y las que vienen desarrollándose en nuestra región, con el objetivo de evaluar tanto la capacidad de generar como la de utilizar innovaciones que se desarrollen bien en Navarra, bien a nivel internacional.
Una de las cuestiones centrales que se abordan en el estudio es que para valorar el desarrollo de la I+D+i en Navarra, se ha utilizado un conjunto de veintidós indicadores agrupados en cinco áreas: factores impulsores de la innovación; creación del conocimiento; innovación y espíritu emprendedor; impacto sobre el empleo, la actividad empresarial y valor añadido; y, por último, propiedad intelectual. Al analizar el conjunto de los indicadores y la posición relativa de Navarra con respecto a la media europea, destaca su bajo perfil en cuanto a la participación en formación continua, la intensidad de la innovación y las exportaciones de alta tecnología.
El nivel de nuevos graduados en ciencia y tecnología, la penetración de banda ancha, el número de empresas con página web propia, los ocupados con estudios de segundo ciclo de secundaria, el empleo en servicios de alta tecnología, y el número de nuevas patentes son indicadores en los cuales Navarra se sitúa en nivel medio-bajo, en relación a la media europea de los 25.
De acuerdo con el estudio, la posición de Navarra es media con respecto a Europa en el nivel de educación de los jóvenes, el gasto público y empresarial en I+D, el porcentaje de empleados que tienen acceso a Internet y el número de pymes que introducen innovaciones no tecnológicas. La Comunidad Foral ocupa esta misma posición en cuanto al porcentaje de empresas cuya cifra de negocio se debe a productos nuevos para el mercado.
Por último, Navarra ocupa una posición destacada (alta con respecto a la media europea) en cuanto a la población con educación terciaria, el número de investigadores por mil ocupados, el porcentaje de empresas que reciben fondos públicos para la innovación, el porcentaje del gasto en I+D de las universidades que es financiado por las empresas, el porcentaje de empresas que lanzan productos nuevos (para la empresa) y el empleo en la industria de alta y media-alta tecnología.
Todo ello lleva a concluir que analizar la inversión en I+D+i en términos del PIB no aporta una imagen completa del sistema de I+D en Navarra, y que es necesario establecer un sistema de evaluación y seguimiento que permita medir el impacto de dicha inversión y ver cómo evolucionan los indicadores que la Unión Europea establece como significativos para la valoración de la situación de la I+D+i.
Características del sistema de I + D + i
Además de los indicadores, es importante conocer las características del sistema de I+D+i de una región. La primera conclusión que se obtiene al analizar el caso de Navarra es que se trata en su conjunto de un sistema muy joven. En primer lugar, es a partir del año 2000 cuando empieza a hablarse de I+D+i de forma estructurada en las instituciones mediante la elaboración de programas concretos y específicos. En segundo lugar, buena parte de las infraestructuras de investigación hoy existentes en Navarra apenas tienen más de cinco años. Esto podría explicar el retraso que presenta Navarra en relación a algunos de los indicadores anteriormente citados.
Hay que distinguir entre los centros tecnológicos, más próximos por su propia naturaleza al entramado industrial, y las Universidades. En el caso de Navarra, esto es así por dos motivos: por una parte, debido a la larga tradición histórica de algunos de ellos que han colaborado y surgido desde la iniciativa empresarial; y por otra, porque los nuevos centros creados más recientemente son centros sectoriales con mayor afinidad con las empresas de su sector y, por tanto, con mayor facilidad de comunicación e interacción. Sin embargo, existen todavía dificultades como la falta de demanda por parte de las empresas, el escaso tamaño de la mayor parte del tejido empresarial para poder acometer algunos proyectos, y la falta de una cultura en la que la inversión en Innovación se considere como una inversión, y no como un gasto.
La interrelación y cooperación entre las Universidades y las empresas está menos desarrollada. El motivo principal que puede explicar esta situación, que no es exclusiva de la Comunidad foral, es la diferencia que existe entre los incentivos y objetivos de empresas y Universidades. Las empresas suelen buscar resultados y soluciones a sus demandas a corto plazo que no siempre se ajustan a los intereses, los plazos o las necesidades de los equipos de investigación de la Universidad, habitualmente más interesados en colaborar en proyectos de investigación a largo plazo. Otro elemento importante, que es necesario tener en cuenta, es la propia estructura de la Universidad, que no permite dar respuesta a las demandas empresariales de una forma ágil y eficaz.