La semana pasada la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, presentó el balance de legislatura. Aderezado con expresiones como “dedicación del Ejecutivo para garantizar el bien común que es lo público”,  “sentar los cimientos para grandes transformaciones que necesita la región”, o “hemos ejercido la política de la mano tendida”, poco se oyó de autocrítica.

Porque es cierto que en esta legislatura se han superado las 300.000 personas afiliadas a la Seguridad Social, se ha desbloqueado una infraestructura tan importante para Navarra como el Canal o se ha aprobado el Plan de Empleo.

Pero también ha habido sombras. Sombras evidentes: modificaciones fiscales que perjudican el desarrollo económico, un sistema sanitario muy dañado con deficiencias claras en sus servicios a los ciudadanos o un desempleo que no acaba de bajar, con más de 30.000 navarros en paro.

Lo que no se oyó en el balance del gobierno de 2019 a 2023 fue una reflexión sobre la eficiencia del gasto público. Porque se ha gastado más, pero sabemos si se ha gastado mejor. Los navarros merecemos una Administración que saque el máximo partido a cada euro.

Jactarse de que se han aprobado cerca de 7.000 plazas de empleo público, más de 3.000 de nueva creación y 3.000 plazas para reducir la temporalidad, no puede admitirse si no se plantea una Reforma de lo público que valore las necesidades reales de plantilla. ¿Algún partido le pondrá el cascabel al gasto en la próxima legislatura?

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