Las obras del Canal de Navarra en los tramos de Lerín y Cárcar corren el riesgo de paralizarse o de finalizar con retraso debido a la escasez y encarecimiento del acero con el que se fabrican las tuberías y que, al parecer, procede de acerías de Ucrania o Alemania. “Con la que está cayendo hay serias dificultades para su avance”, afirmó el subdirector de Intia, Joaquín Puig en alusión al ramal del Ega en la Ampliación de la I Fase hacia Tierra Estella y que, en principio, ya debería haber acabado en marzo de 2018. La empresa concesionaria de las obras, Aguas de Navarra, ha solicitado al Gobierno de Navarra una ampliación de los plazos de entrega de la obra previstos que, en el tramo de Cárcar, podría situarse en cuatro meses.

“Hay una dificultad importante en la provisión de acero. Los grandes productores de acero como Alemania y Ucrania tienen problemas para conseguir acero y luego, está el tema energético, que ha disparado su precio”, detalló Puig.

El tramo de Lerín consta de unos 10 kilómetros de tuberías de acero y, de momento, solo se ha montado “un 80%” del trayecto. El plazo de finalización de obra, en teoría, está fijado para noviembre. En Cárcar, en cambio, no se ha iniciado aún el montaje de sus casi 5 kilómetros de tubería y su fecha de finalización prevista es marzo de 2023.

“La solicitud se está estudiando”, apuntó Puig. Preguntado si el encarecimiento del material se contemplan en el contrato entre el Gobierno y Aguas de Navarra, respondió: “No hay revisión de precios en el contrato, de manera que el precio es el precio cierto. Otra cosa es que luego la concesionaria pueda pedir daños por sobrecostes”.

Puig fue uno de los ponentes en la jornada jornada bajo el título ‘El futuro del agua en Navarra’, celebrada en el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Navarra (COIINA) y moderada por Michel Iturralde (ingeniero) y José Miguel del Amo, representante regional del Colegio del Ingenieros Agrónomos. La jornada contó con unos 40 asistentes y fue inaugurada por el consejero de Cohesión Territorial, Bernardo Ciriza (PSN). También asistió el portavoz de Navarra Suma y presidente de UPN, Javier Esparza.

El foro, según Iturralde, trató de reunir “a los que más saben de agua de Navarra” para profundizar en la regulación de agua en la Comunidad foral y en obras como el Canal. Se acusó la ausencia de la consejera de Desarrollo Rural, Itziar Gómez (Geroa Bai), un departamento del que no hubo representación a pesar de que le corresponde las áreas regables de la II fase del Canal de Navarra, la que llevará agua del embalse de Itoiz hasta la Ribera (tramo Pitillas- Ablitas) a 70.000 habitantes.

La sociedad pública Canasa, gestora del Canal de Navarra y formada en un 60% por el Gobierno central y un 40% por el Gobierno de Navarra, no ha aprobado oficialmente el proyecto de la II Fase del Canal de Navarra, que llevará agua del embalse de Itoiz a la Ribera con la construcción del tramo Pitillas- Ablitas. Hasta que Canasa no apruebe el proyecto no se iniciará la tramitación ambiental más exposiciones públicas, un proceso que según afirmó el subdirector de Intia, Joaquín Puig, durará “dos años”. Por tanto, la licitación de las obras se antoja que será muy posterior a finales de 2023, como anunció la presidenta Chivite cuando convocó a los medios el 25 de marzo.

El sector agroalimentario, segundo con motor económico de Navarra, tiene especial implantación en la Ribera. El director de Florette Ibérica, Jorge Moreno, hizo de portavoz de todas estas empresas que esperan con ansia el agua del Canal de Navarra. “Mi pregunta es: ¿Qué está pasando?, ¿por qué avanzamos tan lentamente o por qué no avanzamos? Entiendo que el único problema es el financiero porque todos estamos de acuerdo en que es un proyecto que debemos acometer”, afirmó. El directivo ofreció datos para subrayar que el precio del agua en Navarra es más competitivo que en otras zona españolas. “Tenemos una ventaja competitiva. ¿A qué estamos esperando?”, agregó.

Mientras la II Fase del Canal de Navarra no tiene fecha de inicio para ver la primera excavadora y la Ampliación hacia Tierra Estella acumula más de cuatro años de demora frente a lo previsto, la que fuera la I Fase (Itoiz- Pitillas) ha cumplido quince años de vida. La empresa concesionaria Aguacanal ejecutó las obras para llevar agua a 22.300 hectáreas en cuatro años. Se terminaron en 2011. Su director, José Enrique Arizón, habló sobre las “lecciones aprendidas”. Subrayó la necesidad de flexibilizar el contrato hecho en 2006 para 30 años y “adaptarlo a la realidad”. También indicó que las redes de pvc para llevar agua, por el uso, sufren un estrés y su vida útil está resultando más corta de lo previsto. Ya se han cambiado 13 kilómetros y se prevé que hasta 2036 se tengan que renovar otros 50.

Necesidad de “ajustes” para regar el máximo de hectáreas en la Ribera

La duda de si habrá o no agua en Itoiz suficiente para regar las 21.000 hectáreas en la Ribera planeó durante toda la jornada. Varios de los asistentes apuntaron que será necesario hacer “ajustes”, “optimizar” y revisar varias teclas para que llegue el máximo de agua al sur de la Comunidad foral, tal y como era el objetivo originario del proyecto. Una de esos ajustes puede ser la revisión de la concesión de 6.400 m3 por hectárea del canal. Según se repitió el consumo real medio ronda los 4.000- 4.500 m3. El presidente de la Comunidad General de Regantes del Canal de Navarra, Félix Chueca, apuntó que “llevamos muy poco tiempo para saber cuáles son nuestras necesidades”, aunque señaló que se deben buscar fórmulas para poder regar en todo el proyecto “53.000 hectáreas”.

José Mª Martínez (UCAN): “Llevamos seis años de retraso político y duele”

El presidente de la Unión de Cooperativas Agroalimentarias de Navarra (UCAN), Jose María Martínez, lamentó el retraso del proyecto de la II Fase del Canal de Navarra. “Llevamos seis años de retraso y es un retraso político y eso duele porque no se ha apostado por el Canal por coyuntura política”. Preguntado si el sector agrícola demandará agua del Canal, Martínez fue rotundo: “Hay demanda”. No obstante, Martínez señaló que la edad media de los agricultores está aumentado y que, cuanta más edad, resulta mucho más complicado que asuman toda la automatización del riego que implicará el uso de los nuevos regadíos.

Institución Futuro
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