La entropía es un término procedente del griego que significa evolución o transformación; es una magnitud que pertenece al mundo de la física y que aparece en el segundo principio de la termodinámica. Se trata de un concepto difícil de explicar y que intentaré hacerlo del modo más entendible posible. La entropía de un sistema es la energía que ese sistema alberga, pero que no puede transformarse en trabajo. Determina la evolución de los procesos naturales. Por ejemplo, si aislamos dos cuerpos iguales el calor siempre fluirá naturalmente del cuerpo más caliente al más frío y nunca en sentido contrario, ya que solo en el primer caso la entropía del sistema aumenta, de manera que en los procesos naturales todos los sistemas aislados tienden a que su entropía aumente, es decir, tienden al equilibrio y, por ello, al desorden y al caos.
Por tanto, la entropía es la magnitud que indica el grado de desorden molecular de un sistema aislado, de manera que en un periodo de tiempo suficiente los sistemas, al tender al equilibrio, irán siendo cada vez más desordenados y caóticos. La naturaleza combate la entropía a través del fenómeno de la autoorganización, la cual se producirá con la entrada de energía desde el exterior, e impondrá orden a un sistema previamente desordenado.
Pues bien, siguiendo la teoría física tenemos que pensar que todas las organizaciones, cuanto más aisladas y centradas en sí mismas, más aumentarán su entropía y por ello irán siendo más desordenadas. Centrándonos a partir de ahora en el mundo de las empresas, podemos decir que la entropía empresarial es un concepto importante a tener en cuenta en la gestión de las compañías para evitar la disminución gradual de la eficiencia y la eficacia de estas a lo largo del tiempo. Siempre teniendo en cuenta que cuanto más cerrada sea una empresa más entropía existe.
Conociendo que la tendencia de una empresa en la que no se introduce energía cotidianamente es ir al caos, debemos trabajar para evitarlo y para eso resulta fundamental alterar esa tendencia natural al equilibrio invirtiendo en nuevas tecnologías y productos, innovando en los procesos de fabricación y, sobre todo, estando muy atentos a lo que está ocurriendo en los mercados. En resumen, debemos tener claro que la tendencia natural de una empresa muy encerrada en sí misma es producir perdidas, y solo con trabajo y dedicación podemos invertir ese proceso.
Es muy bueno preguntase, por ejemplo, si este año hemos realizado el trabajo suficiente para mejorar, porque si no es así, nuestra empresa se está deteriorando, aunque no lo notemos aún en los resultados. Las empresas mueren como las personas. Éstas lo hacen cuando les falla el sistema cardiorrespiratorio, aunque la causa estuviera en otro sitio: aparato digestivo, pulmón, etc… Del mismo modo, las empresas mueren cuando les falla su sistema financiero, aunque el problema estuviera en baja productividad, mala comercialización u otros. Por ello, tenemos que estar atentos para evitar esa falta de tratamiento corrector a los problemas que se van presentando, ya que de no ser así, ya nos estamos deteriorando
En 1942, el físico norteamericano Robert Bruce Lindsay acuñó el término Neguentropia que quiere decir Negative Entropy, es decir, el antídoto contra los efectos entrópicos, actuando como medio del reordenamiento de los sistemas. Porque solo están llamadas a perdurar en el tiempo aquellas organizaciones que evolucionan, permaneciendo en continua innovación de sus procesos.
En la empresa, el aumento de la información disminuye la entropía, pues la Neguentropia usa ésta como medio para la ordenación del sistema. Por ello, las empresas abiertas, en las que la información fluye y se comparte en todos los niveles, y en las que se intercambian diferentes opiniones sobre cómo proceder, están más preparadas para adaptarse y sobrevivir al caos, a la incertidumbre, a la inevitable entropía. No podemos olvidar que en cualquier mercado la competencia ha aumentado extraordinariamente, porque actualmente la distancia no es ningún problema para estar presente con éxito en cualquier lugar del mundo. Además, la velocidad del cambio aumenta exponencialmente, de manera que los productos se obsoletan con mucha rapidez. Por ello hay que estar abiertos a nuevas formas de producir y a nuevos productos o servicios que ofrecer.
Finalmente, recordemos lo que dijo Charles Darwin: no es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio.
Jose Antonio Sarría Terrón. Miembro del think tank Institución Futuro.