Diario de Navarra, 26 de agosto de 2005
Julio Pomés, Director de Institución Futuro
Desde el pasado diciembre se mantiene una difícil negociación laboral en la planta de Volkswagen en Landaben.
Desde el pasado diciembre se mantiene una difícil negociación laboral en la planta de Volkswagen en Landaben. De un lado, la empresa necesita una flexibilidad de la plantilla para ajustar la producción a la demanda. De otra parte, los operarios demandan el mantenimiento de su poder adquisitivo, aun en el caso de que se trabajaran menos horas que las prescritas por el convenio. La delicada situación del automóvil en los países más desarrollados exige que en la negociación se valoren la coyuntura del sector y de la compañía. Las fábricas en Europa y EEUU sufren hoy la fuerte competencia de Japón y Corea. Pronto será temible China, donde el salario mensual de un operario es de 72 euros. Además, este país ya exporta coches a Europa a mitad de precio que el de modelos europeos de idénticas características. Pero incluso, el fuerte desarrollo de la automoción en la Europa del Este constituye un serio peligro para España. El semanario Business Week del 1 de agosto presenta un monográfico sobre la fabricación de automóviles en “el nuevo Detroit”: Eslovaquia, República Checa, Rumanía, Hungría y Polonia. El informe describe la enorme capacidad del área, las grandes inversiones realizadas, los bajos costes laborales, la cultura proclive a la mejora continua, la colaboración sindical constructiva y la participación colectiva en I+D+i. En Eslovaquia, donde también fabrican el modelo Polo, la producción anual de automóviles es superior a 1,1 millones, lo que supone que se fabrica un coche por cada seis habitantes; un eslovaco cobra cinco euros la hora y trabaja cuarenta horas a la semana.

Los problemas de Volkswagen
A las dificultades anteriores hay que añadir los problemas que sufre VW. La compañía no ha sido hábil para sortear la mala coyuntura. Además, la corrupción surgida en la alta dirección ha provocado una crisis que se ha saldado con las dimisiones del presidente del comité de empresa y del director de personal. Cabe pensar que, a raíz de este escándalo, VW aproveche la debilidad de los sindicatos para reducir su poder en la cúpula de la empresa. Un nuevo reparto de fuerzas podría traducirse en una mayor rigidez negociadora por parte de la Dirección.

Otro aspecto a tener en cuenta es la insatisfactoria cuenta de resultados. El presidente de VW considera necesario reducir los costes en 7.000 millones de euros durante los próximos tres años, para lo que propone un recorte del 10% del personal. Citaré algunas causas que justifican esta exigencia de austeridad: en China VW ha presentado malas cifras. Su cuota de mercado ha descendido del 50% de hace unos años al 15,7%. En el primer semestre de 2005 sus pérdidas alcanzan los 23 millones de euros, cantidad que contrasta con los 251 millones de beneficios del año pasado. En la India, a pesar del compromiso establecido con su Gobierno, VW ha renunciado a la construcción de una planta de Skoda.

Por lo que respecta a EEUU, las pérdidas de explotación son de 506 millones de euros. En México la huelga prevista de los 10.000 trabajadores de la planta de Puebla para el pasado 18 de agosto quedó desconvocada tras acordarse una subida salarial de un 4,2%, casi un punto menos que la inflación (5,19%). En Bélgica, parece definitivo el cierre de la factoría de Bruselas, en la que ensamblan el exitoso Golf. En España, la producción de Martorell se reduce en 40.000 vehículos y la dirección propone un recorte de jornada y salario del 15% para evitar el despido de 800 trabajadores. Por último, en Landaben este año se harán 19.000 coches menos. Por si fuera poco la Dirección tiene un as en la manga de cara a la negociación: en Bratislava los Polos cuestan menos.

Conclusión
VW Landaben es una planta eficiente, de calidad modélica, a la que le favorece la proximidad de unas buenas fábricas de componentes y el apoyo de una logística envidiable. Debido a la difícil coyuntura descrita, estas ventajas pueden ser insuficientes en la mesa de negociación. Por tanto, se impone que ambas partes adopten un espíritu constructivo. De no ser así la viabilidad de la factoría puede cuestionarse en el medio plazo, tal como ha ocurrido con Mercedes en Vitoria. Allí, las posturas radicales de uno de los sindicatos reventaron el acuerdo y comprometieron el futuro de la planta. Por el bien de Navarra, es capital que los negociadores procedan con paciencia, cautela, visión e inteligencia. ¡Hoy, el horno no está para bollos!

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