Marcelino Oreja, que pronunció una conferencia sobre Las raíces cristianas de Europa, recordó su amistad con José Antonio Jáuregui y dijo que el tema escogido para su intervención es uno «que él desarrolló en muchas ocasiones y del que hablamos en nuestros paseos por Bruselas y Estrasburgo».
Marcelino Oreja, que ha sido secretario general del Consejo de Europa, parlamentario europeo y comisario europeo, destacó como raíces de Europa el Estado con sus valores, la universidad (academias, liceos, escuelas, desde la antigüedad), los descubrimientos colonizadores (desde los fenicios y helenos), la filosofía (madura ya en la Atenas clásica, la jurisprudencia y las bellas artes. «Pero hay una raíz que es la más potente, la raíz espiritual y religiosa, la raíz cristiana. Es y sigue siendo la raíz más importante de Europa».
Añadió que el cristianismo se palpa en todas las lenguas, en la toponimia, en la literatura, la música y el folclore, en la pintura, la escultura y la música. Y citando a Juan Pablo II dijo que «la identidad europea es incomprensible sin el cristianismo».
Planteó que da la impresión de que la raíz cristiana de Europa se está diluyendo, sobre todo desde que no se incluyó una referencia a la misma en la Constitución Europea, «que posiblemente no entrará nunca en vigor».
Afirmó que, de acuerdo con lo que decía Jáuregui, en la formación de Europa hay que partir de los valores compartidos por todos que arrancan del cristianismo y de la voluntad de querer vivir juntos. Aseguró que los valores religiosos «nacen de la libertad, respetando la conciencia» y que el cristianismo se encuentra» entre dos actitudes extremas que hay que rechazar: «la secularización de la conciencia individual y comunitaria y un fundamentalismo que quiere unir religión y política».
Y concluyó, «de la mano de las ideas del profesor Jáuregui», diciendo que «reconocer las raíces cristianas es reconocer los hechos, no imponer programas».