
Respecto al valor que se le otorga a la información, Huerta de Soto criticó el endiosamiento del conocimiento científico, al que se le atribuyen cualidades que en realidad no posee. Se piensa que la ciencia es capaz de solucionar todos los problemas a través de expertos y que por tanto el Estado, ayudado por esos especialistas, solucionará todos los problemas de la sociedad. Sin embargo eso no ocurre, porque la información práctica de la que depende el éxito de nuestra vida no se puede aprender de los libros. Por eso, el Catedrático apuntó el gran daño que los sistemas educativos estatistas modernos están causando, porque las universidades no pueden enseñar a los alumnos a ser empresarios, no pueden darles el know how. El presuponer, como se hace en muchas facultades para explicar diversas teorías económicas, que toda la información está dada y no cambia, supone no entender que el proceso social nunca se detiene.
El Catedrático calificó la acción empresarial de creativa, porque el ser humano se diferencia de los animales en su capacidad creativa, y coordinadora, porque todo desajuste o descoordinación social es una oportunidad de beneficio empresarial. Añadió que todas las personas están dotadas de una innata capacidad empresarial, que supone poder darnos cuenta de las situaciones de ganancia que surgen a nuestro alrededor y aprovecharnos de ellas. La función empresarial, según el ponente, se ejercita no sólo en el ámbito mercantil, sino también en áreas artísticas, filantrópicas, políticas, académicas, etc. El ejemplo más claro de empresario es la madre Teresa de Calcuta, porque detectó un fin que para ella era importante, ayudar a los más necesitados, y buscó medios para conseguirlo.
En lo referente al acto empresarial, Huerta de Soto lo definió como competitivo, porque la oportunidad de ganancia que se aprovecha al detectar un desajuste ya no se puede reutilizar otro. Esto no quiere decir, sin embargo, que una vez que todas las oportunidades de ganancia se encuentren, el proceso empresarial se detenga: de acuerdo con el modelo del big bang social, la expansión sin límite del conocimiento impulsado por la empresarialidad genera nuevas oportunidades de negocio.
El Catedrático cerró su exposición explicando que si bien no se puede desmontar al Estado de golpe, lo que sí se puede hacer es dividirlo en pequeñísimas piezas. La descentralización y el nacionalismo liberal son la forma de disminuir el poder del estado. Si se materializan estas tendencias, según el ponente en dos siglos los Estados serán una reliquia.