Diario de Navarra, 17 de septiembre de 2006
Carlos Sotelo y Fernando San Miguel, Institución Futuro
Un dicho cínico del periodismo reza que la verdad no debe estropear las buenas noticias. Todos tenemos la tentación de examinar la realidad bajo una perspectiva distinta para conseguir que se acomode mejor a nuestros intereses. En algunas cuestiones de fondo no vale la trampa, pero en economía, en la que hay muchos aspectos opinables, parece más fácil hacer interpretaciones subjetivas.
A nuestro juicio, esto es lo que ha hecho Francisco Iribarren al comentar la inversión extranjera en Navarra, con motivo de la presentación del Informe de Coyuntura Económica. El Consejero cuestionó una información de la Institución Futuro, en la que afirmábamos que ha habido un descenso notable de la inversión extranjera en nuestra Comunidad, comparada la cifra de 11 millones de euros en 2005 con los 130 millones en 1999. Puesto que no estamos por completo de acuerdo con sus apreciaciones, queremos manifestar aquí nuestro punto de vista sobre el asunto.

Los datos manejados en el estudio Peso sectorial y riesgo de deslocalización en Navarra, sobre el que hicimos un adelanto a Diario de Navarra, pero que aún no ha sido publicado, son los aportados por el Ministerio de Economía y Hacienda. Sí es cierto que tales cifras pueden ser incompletas, en función del criterio con que se obtengan. Por ejemplo, cabe aceptar que parte del descenso se debe a que las empresas han situado su sede social en Madrid y, por tanto, su inversión computa en esa Comunidad y no en Navarra, aunque ésta se beneficie de los flujos de capital.

Sin embargo, este factor, que el Consejero apunta pero sobre el que no existen evidencias claras, no impide reconocer que ha habido una reducción destacada de la inversión extranjera en la Comunidad foral durante los últimos siete años. El hecho es más grave si tenemos en cuenta que a priori somos un destino atractivo para la inversión gracias al peculiar régimen fiscal. Para que sirva de referencia, La Comunidad Autónoma Vasca, cuyo régimen es similar al de Navarra, recibió el año pasado una inversión extranjera de 205 millones de euros. La comparación, en términos absolutos y relativos, muestra una diferencia significativa.

En la información que facilitamos hace unas semanas no establecimos una relación directa entre la caída de la inversión extranjera y el riesgo de deslocalización. No obstante, cabe suponer que si una empresa desiste de seguir invirtiendo en un territorio, no es improbable que más adelante busque nuevos horizontes. Sabemos que la deslocalización es una tendencia que experimentan las economías maduras y que ya se produce en Navarra en alguna medida. Aunque a corto plazo tiene efectos negativos, es un fenómeno lógico en un sistema que está ante una nueva etapa, en la que la competitividad basada en costes y uso intensivo de mano de obra pasa a depender de actividades de mayor valor añadido. En cualquier caso, resulta difícil medir los riesgos de deslocalización. Institución Futuro ha tratado de hacerlo y lo daremos a conocer en nuestro próximo informe.

Lo que realmente nos preocupa es que Navarra debe recuperar sus antiguos niveles de captación de nuevo capital extranjero. Al igual que la apertura de la economía foral al exterior, se trata de un factor relevante si queremos que aquí se produzca la siguiente gran transformación económica. Compartimos el optimismo del Consejero sobre la inversión realizada por las compañías foráneas ya radicadas en Navarra, que supera los 80 millones de euros. No obstante, sería bueno que nos informara de cuál ha sido la evolución correspondiente a otros años. Y en cualquier caso, creemos que hay que mejorar mucho la inyección de capital procedente de nuevas empresas.

Institución Futuro
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