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En este 2022 Navarra está de aniversario. Hace 40 años que se promulgó el Amejoramiento del Fuero, norma que reconoce y actualiza los derechos históricos de Navarra en materia financiera y tributaria. Y cuando digo reconoce quiero decir que ampara y respeta. El balance de los primeros cuarenta años de nuestra Ley Orgánica de Reintegración y Amejoramiento del Régimen Foral de Navarra es muy positivo. Se han sucedido evidentes avances en materia de bienestar social que solo han sido posibles con la financiación de un pujante desarrollo económico.

La también conocida como LORAFNA es una herramienta llena de oportunidades para Navarra. Ese instrumento de autogobierno es el que nos capacita, de la mano de nuestra Hacienda Foral, para organizar nuestra casa desde el rigor, la responsabilidad y la solidaridad con el resto de España. Sin faltar a la solidaridad con el resto de las regiones podemos ser más eficientes a la hora de plantear medidas que ayuden a todos los navarros. Nuestra región tiene potestad, a través del Convenio Económico, para mantener, establecer y regular su propio régimen tributario y financiero.

Para que una herramienta sea apreciada debe ser conocida, funcionar y ser bien utilizada por quienes tienen la responsabilidad de manejarla. Pero en los últimos años hemos levantado el pie del acelerador y si Navarra mantiene unas altas cotas de bienestar lo es en buena parte gracias a la inercia de lo realizado anteriormente y no por haber sacado el máximo potencial de nuestro autogobierno.

El ejemplo más reciente se refiere a los impuestos. Se está debatiendo mucho sobre fiscalidad en nuestro país, y también en Navarra. La Junta de Andalucía va a aprobar un paquete de medidas que incluye, entre otras, la eliminación del Impuesto de Patrimonio y la deflactación del IRPF en 2022, esta última medida también anunciada en Murcia, Madrid y Valencia, y ya aplicada en el País Vasco, van a reducir el tipo mínimo. Todo con el objetivo de aliviar a los contribuyentes tras meses de inflación desbocada. Por nuestra parte, el Gobierno de Navarra ha anunciado que no tiene ninguna intención de eliminar el Impuesto de Patrimonio y que las medidas fiscales que está estudiando solo afectarán a las rentas menores de 32.000 euros.

Hay que saber que el Impuesto sobre el Patrimonio nació como un impuesto informativo y censal, no recaudatorio, y que de los 27 países que componen la Unión Europea solo opera en España. Muchos estamos en contra de este tributo por considerarlo injusto, al implicar una doble imposición sobre unos bienes que ya tributaron en su día. Cuando en aras de una supuesta armonización fiscal, se esgrime el nuevo impuesto sobre las grandes fortunas, ¿no deberíamos entender que la verdadera armonización fiscal consistiría en eliminarlo como en el resto de países de la UE?

En lugar de seguir pensando en nuevas medidas impositivas, la consolidación fiscal debiera venir por sacar el máximo partido a cada euro público y eliminar todos aquellos gastos que no sean imprescindibles, sin perder servicios esenciales. No deflactar la tarifa también es injusto, porque equivale a una subida de impuestos encubierta. Lo que tiene que hacer el Gobierno de Navarra es ser más eficiente y ajustar los gastos a lo necesario, y me permito sugerir empezar por una disminución del número de consejerías y del número de parlamentarios.

En nuestra región nos hemos dotado de una fiscalidad menos atractiva para ciudadanos y para empresas e inversores que la de territorios vecinos a nosotros. ¿Cómo es posible que, pudiendo decidirlo con total libertad, tengamos una fiscalidad que desincentiva la venida de empresas e inversiones y favorece que éstas huyan? ¿Por qué no se utiliza el Fuero para ser, al menos, igual de atractivos que la mejor región? Siempre había sido así y bien que nos había ido. Nuestra obligación es la de establecer y mantener una presión fiscal efectiva global equivalente a la existente en el resto del Estado, lo cual puede conseguirse con medidas atractivas de inversión, talento y empleo, y por tanto, creación de valor y recaudación añadida. En los momentos actuales lo que toca es apoyar a los inversores que quieran instalarse en Navarra e incentivar la inversión empresarial y la creación de empleo. El mayor beneficio social que se puede ofrecer a los navarros es el de un puesto de trabajo digno y bien remunerado y estos los crean las empresas y los empresarios.

El Amejoramiento del Fuero ha de ser empleado con responsabilidad y comprender que, por sí mismo, no garantiza el desarrollo de la región. Además, resulta preocupante que no se conozca de manera generalizada entre la sociedad su utilidad. Sobre todo entre los jóvenes. Necesitamos mucha pedagogía y transparencia para explicar nuestros fueros y su carácter solidario. Navarra participa en la financiación de las cargas generales del Estado en función de la renta relativa, no de su población, que sería un 25 inferior.

Esta herramienta solo será apreciada si se conocen sus funciones y se emplea con cabeza. En un año preelectoral sería ingenuo dejarlo exclusivamente en manos de unos partidos políticos que, también, utilizarán esta cuestión como arma arrojadiza. Resulta necesario un debate abierto sobre su utilidad y aprovechamiento real. El liderazgo no debe corresponder exclusivamente a los partidos políticos.

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