Hay una noticia que mucho me temo ha pasado desapercibida para la mayor parte de los navarros. Y no se trata de una cuestión menor. Me refiero a la retirada, por parte del Gobierno de España, de la Medalla al Mérito en el Trabajo a Félix Huarte, cuya historia seguro conocen muchos de los lectores.
Este empresario, hecho a sí mismo, innovador y fundador del Grupo Industrial Huarte –con empresas de diferentes ramos de la industria– fue quien lideró un cambio clave en Navarra entre los años sesenta del siglo pasado desde su puesto de vicepresidente de la Diputación: la Comunidad Foral pasó de tener una economía eminentemente agraria a una industrial, con las consiguientes consecuencias positivas no sólo en las áreas empresarial y económica, sino también demográfica, de infraestructuras y educativa, por mencionar solo algunas.
Don Félix, como así le llamaban, comprendió el papel que podía jugar como catalizador del cambio social de Navarra. Lo hizo, además, participando en la vida política, algo poco habitual en los tiempos actuales, enfrentándose a las reticencias de los poderes establecidos que recelaron de los inevitables cambios sociológicos que traería su apuesta por el desarrollo. Cuando la emigración de los navarros a regiones vecinas o incluso extranjeras se precipitó en la primera mitad de siglo, no muchos lograron ver que la industrialización sería la llave de paso que frenaría la citada sangría. A comienzos de los años sesenta apenas se planteaban otras formas de producción distintas a la agrícola; menos aún desde el ámbito político, donde existía un gran desconocimiento al respecto.
En 1964 se aprobó el Programa de Promoción Industrial, cuyo objetivo de creación de polígonos industriales no solo en Pamplona y comarca, sino en las principales cabezas de merindad para frenar el éxodo rural, surtió efecto. La distribución de la población en los diferentes sectores productivos comenzó a cambiar, reduciéndose el peso del sector primario y aumentando por tres el valor añadido generado por el sector industrial.
El resto ya es historia. Navarra es la región con mayor peso industrial en su PIB, lo que nos han permitido a lo largo de los años afrontar mejor que otras comunidades los diversos envites económicos. Al menos hasta ahora. En este aspecto la Comunidad Foral es envidiada por muchos. La labor de Don Félix se vio premiada en el Decreto 3796/1964, de 13 de noviembre, por el que se le concedía la Medalla “Al Mérito en el Trabajo”, en su categoría de Oro. Casi sesenta años después, con su aportación a Navarra más que alabada y reconocida, el Gobierno central ha decidido retirar las Medallas al Mérito en el Trabajo a Francisco Franco y a otros nueve miembros “de su aparato represor”, entre los que se encuentra Huarte, de acuerdo a la recién aprobada Ley de Memoria Democrática. El hecho de que a Félix Huarte se le incluya entre “personajes con las manos manchadas de sangre” y, en cambio, se le mantenga a Santiago Carrillo la medalla al mérito del trabajo, que le fue concedida en 2008… Quizás lo explique todo.
No logro comprender la decisión anunciada por la ministra Yolanda Díaz. Una persona que tanto invoca el progresismo debería reconocer que emprendedores como Félix Huarte eran eso, verdaderos progresistas y benefactores sociales, con independencia de los regímenes políticos en los que les tocó vivir. Donde ella ve “reparación de la memoria democrática” yo veo rencillas políticas y maniqueo populista. Félix Huarte fue un empresario cuya visión propició un cambio socioeconómico en Navarra sin precedentes. No reconocerlo supone una cortedad de miras preocupante. Solo espero que la Medalla de Oro concedida por el Gobierno de Navarra en 2014 a título póstumo a Huarte y a Miguel Javier Urmeneta, a pesar de la oposición de varios grupos parlamentarios, no sufra la misma suerte. Tampoco desearía que corriera peligro el nombre de la plaza que lleva su nombre. No dejemos que la memoria, en ocasiones frágil, distorsione la realidad histórica de Navarra.