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Mientras no se plantee una reforma fiscal seria, vamos a seguir siendo una Comunidad autónoma poco atractiva en lo económico.

El año ha comenzado con revuelo en el ámbito sanitario y en el económico. Tras la llegada de la variante Ómicron a España, nos encontramos con el doble problema de la presión hospitalaria, cada vez más tensionada, y con la cantidad de bajas laborales que se están teniendo que tramitar. Según la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo, 13.800 trabajadores estuvieron de baja laboral en Navarra por covid el pasado diciembre, un 580% más que en el mes anterior, cuando se produjeron 2.000 bajas por este motivo. Las empresas cada vez tienen más dificultades para poder mantener la producción con una plantilla que va “cayendo” ante una variante del virus tan contagiosa y más de una ha tenido que bajar la persiana durante unos días.

Sin duda la covid es responsable de la mayoría de los problemas sanitarios que estamos padeciendo, pero culpar a la pandemia de todos los problemas económicos que nos afligen sería irresponsable. El plan del Gobierno central de aumentar el salario mínimo interprofesional este año y el que viene no se debe al virus sino a su deseo, en línea con los aumentos producidos desde 2019, de que para 2023 éste alcance el 60% del salario medio. Una postura que choca con el sentir de los empresarios −los generadores de empleo− que aún están sufriendo los efectos de la pandemia en la actividad económica. Un nuevo incremento de los costes salariales va a resultar difícil de asumir para muchas empresas y no va a fomentar la creación de puestos de trabajo, sino todo lo contrario.

 

Sobre todo si se plantea como “café para todos”, porque el SMI previsto para 2023 supondrá más del 60% del sueldo medio en 23 provincias, no así en Navarra, donde el salario bruto mensual es de 2.163 euros (y donde el salario mínimo anunciado supondrá el 48,5% de ese bruto). No establecer salarios mínimos diferentes por regiones provocará más desigualdades en un país donde existen tantas disparidades salariales por provincias.

 

Soy de la opinión de que toda empresa aspira a subir los sueldos a los trabajadores si el retorno que obtiene es favorable. O dicho de otra forma: los salarios no deberían subir por decreto, sino por el aumento de la productividad.

 

Tampoco se puede culpar a la covid-19 de la falta de competitividad de Navarra porque llevamos años cayendo en el ranking europeo –ha perdido 34 puestos en seis años– aunque aguantamos en el nacional, donde seguimos estando en el pelotón de cabeza (de ratón). Mientras no se plantee una reforma fiscal seria, enmarcada dentro de un plan más ambicioso para atraer y retener empresas y talento en nuestra región, vamos a seguir siendo una Comunidad poco atractiva en lo económico. Si el Gobierno Foral no toma la senda de la reducción de deuda y déficit públicos y si no propone una reforma profunda de la Administración Pública en la que la contención del gasto incluya también el de personal y priorice las inversiones, generaremos poco empleo.

 

Y, por supuesto, que la covid no es la causante del claro deterioro de España en lo que a PIB per cápita se refiere, cuando lo comparamos con los últimos datos disponibles, los de 2019, con la media de la UE. Tanto es así que algunos países de Europa del Este –hasta hace poco con unas rentas muy inferiores a las nuestras- nos han superado: República Checa, Eslovenia o Lituania. Lamentablemente Navarra tampoco se queda atrás en esa caída: en diez años nuestro PIB per cápita ha pasado de ser un 24% superior a la media de la UE a sólo el 11%, lo que implica una caída de 30 posiciones respecto al resto de regiones europeas. Ahora estamos en el puesto 63º y si no se realizan cambios profundos, no mejoraremos.

 

La Comunidad Foral ha recuperado las tasas de desempleo previas al covid, pero aún tenemos a casi 33.000 personas queriendo trabajar y no pudiendo hacerlo. El paro ha subido en enero en casi todas las regiones, pero en Navarra más que la media. Ojo con confiarnos y “vivir de rentas”.

 

Navarra siempre ha estado en mejor posición que la media nacional, debido sobre todo al elevado peso de la industria en nuestra economía y a las exportaciones, pero no podemos esperar que la bonanza del pasado se mantenga –ya estamos viendo el declive en varios indicadores- sin realizar reformas orientadas a ayudar a que quienes generan empleo puedan seguir haciéndolo. Animo a comenzar por la fiscalidad, y al comité de expertos creado ad hoc por el Gobierno de Navarra a realizar un análisis en profundidad de la situación de la Comunidad Foral frente al resto de CCAA y regiones europeas, para poder incorporar a nuestra región las mejores prácticas. También plantearía un gran pacto para la atracción y retención de talento entre los grandes partidos que ofrezca seguridad jurídica, estabilidad política y otorgue confianza a los inversores, muchos de ellos cansados de que se cambien las reglas del juego a mitad de partido. Eso sí, contando inexcusablemente con la voz del empresario.

Institución Futuro
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