Reconoció que, por sí sola, “no nos va a sacar del atolladero, pero aun y todo resulta necesaria”, y se defendió de quienes consideran que la Ley sólo busca introducir nuevos impuestos. “El sistema tributario, además del objetivo recaudatorio, tiene como prioridad cambiar comportamientos”. Pero aunque la LES no está pensada para introducir nuevos gravámenes, “si con el incentivo no es suficiente, entonces se ha de pensar en penalizar de actividades que sean negativas para el medioambiente, en términos de emisiones contaminantes”.
El Catedrático, quien debido a su posición en el Instituto de Estudios Fiscales ha tenido que estudiar la citada Ley a fondo, subrayó que la sostenibilidad no se centra sólo en temas medioambientales, sino que busca también un modelo productivo más sostenible económica y socialmente. “No es de recibo que cada vez que hay una crisis, en España se destruya empleo a la velocidad tan alta a la que lo está haciendo ahora”. Añadió que, para él, la sostenibilidad social implica que todos los ciudadanos sean igual en términos de renta, es decir, en términos de igualdad de oportunidades.
Recalcó que uno de los principales problemas de la Administración es que no evalúa las políticas públicas y la consecución de los objetivos, algo impensable en el sector privado. “Precisamente la Ley de Economía Sostenible busca claridad, seguridad jurídica y posibilidad real de someter a evaluación los resultados”. A este respecto, planteó que las alternativas del Gobierno ante la crisis son la austeridad en el gasto público, “que ya la está llevando a cabo”, la lucha contra el fraude fiscal, las subidas de ciertos impuestos y la generación de empleo.
Labeaga afirmó que, a pesar del mal contexto económico, existen varios sectores de futuro en nuestro país: el de los transportes y las comunicaciones, los servicios de la salud, financieros y turísticos, las energías renovables y la reconversión de otros sectores, como por ejemplo la automoción. El problema ha sido que después de la época dorada, que fue desde 1005 a 2007, se creó lo que el Catedrático calificó como “generación perdida”, que “no ha tenido formación para el empleo y ahora está sufriendo un verdadero drama”. En cualquier caso, “en España hacemos muchas cosas bien; nuestro problema es que nos vendemos bastante mal”.
Sobre la Ley de Presupuestos, admitió que las medidas de rebajas fiscales que se llevaron en la práctica hace un tiempo no han tenido el efecto esperado, es decir, no han incentivado el consumo. “La prueba está en que, de media, los españoles ahorramos 1 euro por cada 4 que ingresamos”. Esto se debe a la falta de confianza y a la incertidumbre y precaución ante posibles deudas o situaciones de desempleo.