ABC, 7 de marzo de 2008
Artículo de Julio Pomés, director de Institución Futuro.
Las mentiras más perversas suelen ser las construidas desde la manipulación de la verdad. Para que la realidad se conozca pondré de manifiesto informaciones económicas incuestionables que quitan la careta a dos grandes actores de nuestra tragedia política: los señores Zapatero y Solbes.
1. Producto Interior Bruto. En mayo de 2005 se produce una revisión estadística que hace aflorar 38.885 millones de euros, lo que supone que el PIB en 2004 sea de 837.557 millones.Este cambio transforma, por mero efecto estadístico, el crecimiento imputable del 2,7% en el 3,1%, justo en el primer año de la legislatura, lo que ha permitido alardear indebidamente de un crecimiento de PIB. En el momento presente, mientras que el Gobierno anuncia un crecimiento del PIB en el cuarto trimestre del 3,5%, el Indicador Sintético de Actividad del Ministerio de Economía (que muestra un adelanto de la tendencia del crecimiento) se situaba en el 2,7%. Resulta significativo como elemento de calibración del dato precisar que esta cifra está muy alejada del 4% que señalaba ese indicador en los tres últimos meses del 2006, dato que posteriormente coincidía plenamente con el crecimiento del PIB oficial.
2. Inversión Extranjera. En 2005 se anunció, a bombo y platillo, un crecimiento de la inversión extranjera por primera vez desde 2000. Sin embargo, mientras que las cifras mostraban que la inversión extranjera aumentaba un 30%, la realidad era que este aumento se debía al crecimiento espectacular de las Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros (Holding Multinacionales) tras las modificaciones fiscales producidas en la legislatura anterior que incentivaban este tipo de inversiones. Descontando este efecto, el dato resultaba desolador, una caída del 11% en la inversión real directa.
3. Renta per cápita. Las cifras de la población son distintas y distantes, si tomamos como referencia los datos del Padrón o los datos de la Contabilidad Nacional de España (CNE). Tradicionalmente, los datos del Padrón superan los de la CNE en torno a 500.000 personas. Esto pone en «cuarentena» metodológica los datos de, por ejemplo, la renta per cápita que tanto ha dado que hablar en las últimas semanas al haberse anunciado el «sorpasso» a la economía italiana en este indicador.
4. Empleo. Antes de marzo de 2004, la Encuesta de Población Activa (EPA), según la nueva metodología, mostraba un aumento de 630.000 nuevos empleos. Los factores que provocaban ese incremento eran dos: considerar ocupados a los que estaban a tiempo parcial e incorporar inmigrantes. Antes del cambio, los trabajadores a tiempo parcial eran el 9,3% y tras la implantación del nuevo tipo de cómputo pasaron a representar el 13,1% del total del empleo. Sin embargo, sin ninguna razón que lo justificara, este aumento no se dio a conocer hasta 2005, lo que permitió que, de golpe, se redujese el desempleo del 10,6% al 8,4% en 2005.
5. Demanda interna y patrón de crecimiento. La consideración de los gastos de consumo de los turistas extranjeros en España ha pasado de ser una categoría de la demanda interna a demanda externa, por un supuesto error en el cambio de base de los datos de la Contabilidad Nacional, con dos efectos importantes: se consigue artificialmente reequilibrar el patrón de crecimiento económico e incrementar el peso de las exportaciones, tratando de reducir los efectos del desequilibrio exterior. Este cambió permitió en su momento que la debilidad de la demanda externa dejase de restar 2,4 puntos al PIB para dejar el impacto en 1,7 puntos.
6. Inflación. Se han introducido cambios en la base de cálculo de la inflación. La ponderación de los grupos se revisa anualmente para adaptarla a los cambios en los mercados y en los patrones de consumo del país. El último cambio ha producido una reducción del peso relativo de los subgrupos que, en la mayoría de los casos, se han encarecido más que el IPC general, con lo que se ha reducido el impacto en el índice global. El problema es que estos grupos coinciden con los «productos de primera necesidad» y de uso cotidiano, lo que explica la falta de concordancia entre el comportamiento macroeconómico del IPC y la sensación de agobio que existe entre los ciudadanos y, especialmente, las clases populares. Alimentos, vivienda, transporte han subido muy por encima de la media, siendo compensados con grupos como comunicaciones, ocio y cultura, restauración y hostelería u otros bienes y servicios de menor impacto en la cesta de la compra de las personas más desfavorecidas.
No se deje engañar por los prestidigitadores de cifras ante las elecciones, pues al final la realidad se impone. Como decía Mark Twain, «hay tres clases de mentiras: la mentira, la maldita mentira y las estadísticas».
Institución Futuro
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