Revista AECA, número 103, septiembre 2013
Belén Goñi, directora general de Institución Futuro

El emprendimiento está de moda. No hay político que no mencione la importancia de la creación de nuevos negocios para salir de la crisis y continuamente vemos a nuestro alrededor iniciativas parlamentarias defendiendo su necesidad y tratando de promoverlo. El Gobierno central ha aprobado recientemente la Ley del Emprendedor y a nivel europeo, y también se está elaborando un plan de acción para el emprendimiento.

A todo ello habría que sumar la proliferación de documentos e informes sobre esta materia y diversas iniciativas a lo largo y ancho de nuestra geografía en las que educadores, empresarios o medios de comunicación ponen en marcha iniciativas para fomentar el emprendimiento.
Pero ¿qué es el emprendimiento? Muchos de los trabajos mencionados anteriormente consideran que el emprendimiento consiste en poner en marcha nuevos negocios y sin duda los que lo hacen son emprendedores, pero, ¿solo ellos lo son? Según la RAE emprender es “Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”. Y es que emprendedores no son sólo aquellos que crean empresas, sino todos aquellos capaces de generar ideas y poner en marcha nuevos proyectos en cualquier ámbito. El empresario o trabajador que lanza un nuevo producto o servicio es un emprendedor, como también lo es el profesor que pone en marcha un nuevo sistema de prácticas para sus alumnos, el funcionario que diseña, defiende y lleva a la práctica una nueva línea de ayudas o el niño que inventa un nuevo juego con los medios de que dispone.
Existen problemas y retos en todos los ámbitos de la vida, y la capacidad de enfrentarse a ellos y de poner en marcha propuestas creativas que ayuden a superar los obstáculos y a generar valor es un activo que debe potenciarse. El espíritu emprendedor es un bien valioso en cualquier sociedad, que genera progreso social y económico y por ello cuando lo potenciamos ganamos todos. En este mismo sentido, la UE en 2006 estableció 8 competencias clave que deberían adquirir los jóvenes y los adultos a lo largo de la vida ya que eran necesarias “para la realización personal de los individuos y para su integración social, así como para la ciudadanía activa y el empleo”. Una de ellas es el sentido de la iniciativa y el espíritu de empresa.
Pero ¿qué características, qué capacidades debe poseer una persona para ser emprendedora? Yo diría que los emprendedores son personas:

  1. Creativas para identificar nuevas soluciones y oportunidades con una actitud positiva ante el cambio y la innovación;
  2. Con iniciativa y decisión: para hacer que las cosas sucedan transformado las ideas en realidades;
  3. Capaces tomar riesgos evaluándolos y asumiéndolos de la forma y en el momento necesarios;
  4. Que confían en sí mismas, creen en su proyecto, y luchan por sacarlo adelante con tenacidad y pasión;
  5. Emocionalmente equilibradas para enfrentar situaciones adversas, controlar sus emociones, superar el desaliento producido por las derrotas y las críticas y encontrar soluciones;
  6. Sin miedo a equivocarse y con capacidad de aprender de sus errores;
  7. Responsables para asumir las consecuencias de sus actos;
  8. Que sabe trabajar de forma cooperativa y flexible, como parte de un equipo y vela por los intereses del grupo;
  9. Capaces de idear, desarrollar e implementar proyectos con todo lo que ello implica de planificación, organización, comunicación, liderazgo, evaluación y aprendizaje.

Si queremos más emprendedores deberemos formar personas con estas características, y la pregunta es ¿cómo se potencian todas esas capacidades y actitudes? Las acciones que se vienen poniendo en marcha para fomentar el emprendimiento consisten fundamentalmente en la mejora del contexto legal y administrativo, en medidas fiscales y de reducción de cargas burocráticas que simplifiquen el nacimiento de las empresas, en charlas de empresarios en los centros educativos, en asignaturas de emprendimiento… y todo ello es positivo y nos alegramos de que se esté trabajando en ello. Pero si volvemos a leer la lista de características, ¿es suficiente? ¿Conseguirán esas medidas una sociedad más emprendedora? En mi modesta opinión no. La Administración y los políticos pueden hacer parte del trabajo pero existen otros agentes necesarios y con igual responsabilidad, como son las familias, las empresas, el ámbito educativo, los medios de comunicación y los ciudadanos en general… Solo si cada uno de ellos toma su testigo y trabaja su parte, en colaboración con los demás agentes, se podrá tener, de verdad, una sociedad con las destrezas necesarias para emprender.

Seguir leyendo

Institución Futuro
Share This