Navarrainformacion.es, 13 de marzo de 2019
Por Miguel Cornejo

Hoy vamos a hablar de un resultado concreto de hacer política con criterios discutibles, y de gestionar con menos criterio aún. Porque ya cansa escuchar a Geroa decir que estamos en el mejor de los mundos cuando hacen todo lo posible por derribarlo. Y vamos a empezar por los datos.

Ya es dato confirmado que durante estos tres últimos años el kuatripartito ha ingresado más de 1000 millones más que lo que ingresaban los gobiernos anteriores. Entre la salida de la crisis y su exprimidora fiscal, han tenido más para gastar. Entre otras cosas porque han mantenido la deuda en el máximo legal.

El kuatripartito ha dedicado la mitad de ese dinero a dos cosas: aumentar el gasto en Sanidad y en Servicios Sociales.

En Sanidad, pese al enorme incremento de los costes, no sólo no se ha notado mejora en la atención sino que se percibe lo contrario. Y los médicos no deben estar muy a gusto cuando están promoviendo huelgas. Sí, se han contratado más camilleros en el complejo hospitalario de Navarra, y se está primando el conocimiento de euskera. Y se han modificado o cancelado los conciertos con la privada, “bestia negra” de la izquierda foral. El dinero ha ido a alguna parte. Pero ni los pacientes ni los médicos notan mejora.

En Servicios Sociales, como ya hemos comentado, tenemos un caso parecido. Se dispara el gasto pero no se ven los resultados: aumenta el índice de pobreza y exclusión social en Navarra (mientras baja en el resto del país). Las entidades de la sociedad civil se quejan de falta de eficacia, de agilidad y hasta de plan de trabajo consensuado (porque no se asignan los fondos que cuesta). Y el kuatripartito en cambio se preocupa de crear una fundación pública para convertir en fijos y públicos más empleos. Como nos cuenta Institución Futuro esta semana ( https://www.ifuturo.org/derechos-sociales-un-gran-esfuerzo-presupuestario-lastrado-por-un-diseno-ineficiente ), Navarra ha pasado de ser líder en eficacia en la gestión de sus servicios sociales, a la ineficiencia.

Si hablas con sindicatos del sector público navarro (algo que hago con frecuencia) te cuentan los problemas persistentes para movilizar a la gente en departamentos en los que el trabajo no se hace en la oficina (Servicios Sociales, pero también policía, educación, sanidad y otros muchos). Cuentan historias de terror sobre la efectividad de demasiados mandos y la falta de foco en lo que hace falta, y sobre la designación de mandos interinos con criterios subjetivos. El caso de Educación es notorio, con un desastre detrás de otro derivados de mala gestión y desconocimiento de las necesidades reales. Y mejor no entremos en la forma en que se asegura que los proyectos contratados se realizan correctamente, desde semáforos a sistemas de identificación.

Si hablas con empresarios encuentras historias sobre falta de agilidad para aprobar inversiones industriales, o sobre la cancelación temprana de fondos para las subvenciones a la inversión en innovación de PYMES (ya realizadas). Te insisten en que lo que quieren no son más subvenciones complejas que se autorizan tarde y se pagan después, sino mucha más agilidad en lo que hay, y más cercanía al tejido productivo. No quieren un “centro de demostración” más en la nueva sede de CEIN, quieren apoyo a las empresas que empiezan.

Y no hace falta irse a servicios forales para ver poco aprecio por el dinero de los ciudadanos. La fragmentación de la Cuenca de Pamplona en 17 municipios (la mayoría, en la práctica, ciudades dormitorio deficitarias creadas al calor de la especulación urbanística municipal) da pie a uno de los mayores focos de mala administración conocidos. Vitoria, esa ciudad que les gusta tanto ponernos como ejemplo, los consolidó en uno, y es una de las razones por las que es ejemplar. Y ni hablemos de un mapa local donde no se ve por ninguna parte la mejora de costes que se supone que deben traer las nuevas entidades supramunicipales.

Pero eso sí. El gobierno de Barkos quiere que los funcionarios del Estado que trabajen en Navarra cobren 280 euros más si saben euskera. Las prioridades, claras.

Durante el año 2018, el empleo neto creado en Navarra por el sector privado fue negativo (según la EPA hasta aumentó el paro). Pero el empleo público creció. En concreto, se crearon 4.700 empleos públicos netos y se perdieron 100 en el sector privado, según datos del INE (https://www.libremercado.com/2019-01-31/navarra-cataluna-y-valencia-tan-solo-crearon-empleo-publico-en-2018-1276632269/). La convocatoria de empleo público alcanzó el máximo legal de reposición con 760 plazas. Los sueldos también han aumentado.

Una buena administración pública, con los medios adecuados y con la gestión apropiada, es una herramienta fundamental para el bienestar de los navarros y la competitividad de la región. Son los que canalizan y usan nuestros impuestos, no sólo los que cobran de ellos. La diferencia entre una buena y una mala administración se nota en todo. También en la creación de empleo.

El kuatripartito está desperdiciando el dinero de los navarros. Está gastando mucho más sin lograr mejores resultados (ha conseguido gestionar peor que UPN, que ya dejó suficiente agujero tras años de vacas gordas). Está ampliando la plantilla de trabajadores públicos (funcionarios y no funcionarios) sin que se note impacto en los servicios, salvo quizá en el nivel de euskera (incorporar criterios identitarios es lo que tiene). La efectividad está cayendo, porque con más recursos no se consiguen mejoras sensibles en los resultados.

La administración pública navarra necesita urgentemente reformarse para recuperar los niveles ejemplares de eficacia que un día tuvo, e incluso mejorarlos. Necesita desintoxicarse de criterios de contratación y promoción que no sean los que dicta la ley y el servicio a los ciudadanos. Necesita recobrar las prioridades y librarse de criterios sectarios en la toma de decisiones. Necesita incorporar protección a los funcionarios que denuncian corrupción o malversación.

Necesitamos que sea un motor para que Navarra sea la tierra ideal para vivir, trabajar y emprender. Y necesitamos que sea mucho más eficiente. Porque el dinero que consume es el de cada uno de los contribuyentes navarros.

Miguel Cornejo (@miguelcornejoSE) es economista, ha sido consultor para muchas administraciones públicas, y es miembro de la junta directiva de Ciudadanos Pamplona.

Institución Futuro
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