Actualidad Económica, 22 de febrero de 2008
Julio Pomés, Director de Institución Futuro
Reformas liberales: Los políticos saben qué hacer… pero no lo hacen.

Rebajas fiscales: Propuestas electorales que no reactivan la economía.
Religión y ley: La sharia, el arzobispo y el Premier.

Reformas liberales: Los políticos saben qué hacer… pero no lo hacen

A menudo los políticos no acometen determinadas reformas económicas escudándose en que, aunque necesarias, no serán bien recibidas por los ciudadanos. Con el objetivo de ayudar a los mandatarios a aplicar reformas económicas de corte liberal, a priori impopulares, se ha publicado “The Guide to Reform”. Editado por el think tank sueco Timbro, el informe examina los obstáculos políticos que pueden encontrarse e incluye claves sobre cómo esquivarlos, basándose en las experiencias exitosas de más de una docena de países. ¿Pero realmente los políticos necesitan consejos de este estilo? Johnny Munkhammar, autor del estudio, da en el clavo con esta cita del primer ministro luxemburgués: “Todos sabemos qué hacer, pero no sabemos si después de hacerlo saldremos reelegidos”.

Rebajas fiscales: Propuestas electorales que no reactivan la economía

Numerosos economistas españoles se han pronunciado sobre el comportamiento oportunista de los partidos en años electorales. Según revela Lorenzo B. de Quirós, académico asociado del Cato Institute y uno de los fundadores del Instituto Von Mises, la Teoría de los ciclos políticos explica cómo los gobiernos con dificultades para la reelección tienden a aplicar medidas monetarias y/o fiscales expansivas con la intención de reactivar la economía. Estas medidas electoralistas nunca tienen un impacto significativo sobre el crecimiento y el empleo. Así lo corrobora la Hipótesis de la renta permanente formulada por Friedman, que demuestra que los regalos fiscales no se traducen en un incremento del consumo privado, sino en ahorro, y su repercusión sobre la demanda agregada suele ser inexistente.

Religión y ley: La sharia, el arzobispo y el Premier

David B. Rivkin y Lee A. Casey comentan en el Wall Street Journal las declaraciones de Rowan Williams, arzobispo primado anglicano, sobre la introducción de alguna versión de la ley musulmana, la sharia, en el Reino Unido. Aunque el gobierno laborista ha protestado, el Premier Gordon Brown (consciente de que su partido es el favorito de los musulmanes) ha dicho que algunos aspectos de la Sharia podrían ser incorporados. La cuestión es hasta qué punto es admisible en una moderna democracia una ley islámica propia de siglos pasados. La respuesta puede venir de la distinción entre la condescendencia de permitir una cierta flexibilidad en las prácticas religiosas, algo propio de una sociedad amplia, y el favorecer la aparición de sistemas legales que fomentan el aislamiento de sus correligionarios y que resultan incompatibles con las costumbres autóctonas. Una cosa es la tolerancia, algo recomendable que permite excepciones a la norma, y otra, nada deseable, admitir sistemas alternativos que provocarían competitividad entre leyes.

Institución Futuro
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