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Con este gobierno de progreso que tenemos en Navarra, el gobierno de progreso más progresista de todos los gobiernos de progreso, le debería haber ido muy bien a la sanidad pública y muy mal a la sanidad privada. Pues bien, todo lo contrario. La calidad de la sanidad pública cada vez es peor. Las listas de espera cada vez son mayores y con plazos más largos. La brecha de la calidad de la sanidad pública navarra cada vez es menor respecto al resto de comunidades españolas, y encima sigue siendo una de las más caras aunque cada vez sea peor, lo que califica todavía más lamentablemente la gestión.

¿Cuál es la consecuencia de esto? El vertiginoso aumento de la cantidad de personas con un seguro de salud privado en Navarra. De hecho se trata de un dato significativo para los negacionistas del deterioro de la calidad. Cuanto peor perciben los navarros que va siendo la calidad que ofrece la sanidad pública “gratuita”, más están dispuestos (los que pueden) a afrontar un sobrecoste para contratar un seguro privado de Salud.

Durante muchos años la prueba del nueve de que la sanidad pública navarra era la mejor de España era esta gráfica, en la que la Comunidad Foral ostenta las cifras de seguros privados de Salud más bajas de España. Si la sanidad pública ya es estupenda, ¿para que desperdiciar dinero en un seguro privado de salud?

El problema con la gráfica anterior es que, gracias a la herencia del pasado, efectivamente seguimos siendo la comunidad con menor porcentaje de población con seguros privados de salud, como en su día éramos la comunidad con menor tasa de paro, pero en los últimos años se ha disparado en Navarra la contratación de seguros privados. ¿Cuánto tardaremos en dejar también de ser la comunidad con menos seguros sanitarios privados? ¿En qué momento los navarros empezaron a percibir que Osasunbidea se estaba deteriorando y que, a diferencia de antes, merecía la pena pagar un seguro privado? Las gráficas de Institución Futuro vuelven una vez más a ser demoledoras: a partir de 2015, a partir de los gobiernos del cambio, a partir de la llegada al poder de los teóricos mejores defensores de lo público.

El hecho es que, a la vista de los datos, parecería que los gobiernos de progreso en España han estado trabajando durante los últimos años para las aseguradores privadas. Sin duda no lo han hecho, pero el resultado es el mismo, lo que les debería llevar a revisar sus políticas, ¿o son sus políticas a prueba de datos? ¿Son también los votos para los gobiernos de progreso a prueba de resultados?

Irónicamente, los gobiernos de progreso llegaron en alguna medida surfeando una oleada de indignación por la calidad de las comidas en el complejo hospitalario. Todos los días era noticia en algunos medios el pelo que había aparecido en una sopa o el panecillo que se había quemado, sin cuestionarse cómo se había quemado. ¿Era eso más importante que las listas de espera que ahora padecemos? Debía serlo, porque todas las portadas que merecía el pelo en la sopa no las merecen ahora las listas de espera. ¿Y para esto pagamos más impuestos que nunca? ¿Y para esto hemos convertido Navarra en una tierra que espanta a las empresas en vez de atraerlas? Conociendo a este gobierno la lucha contra este dato vendrá por la vía de perseguir a los seguros privados de salud, no por la de recuperar la calidad de la sanidad pública para hacerlos innecesarios.

Institución Futuro
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