Diario de Navarra, 25 de septiembre de 2018
El empresario tudelano presenta un libro sobre los orígenes del Grupo CESELSA, que fue germen de Indra

El tudelano José Antonio Pérez-Nievas y Heredero, expresidente y principal accionista de la empresa tecnológica CESELSA, presentó ayer un libro en el que relata los avatares de la que fue ‘milagro’ tecnológico español de los años ochenta.

Una compañía que pasó de “copiar” a desarrollar patentes propias y que recibió contratos para diseñar simuladores de aviones de la compañía McDonell Douglas e incluso el control del Tráfico Aéreo del Aeropuerto de Moscú, entre otros. CESELSA había comenzado con cien trabajadores, de los que cuarenta eran ingenieros, y al cabo de 13 años ya sumaba más de 700 ingenieros. Posteriormente vivió una fusión forzada que dio lugar a la actual Indra Sistemas, un gigante con casi 40.000 trabajadores.

La presentación del libro se realizó en el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Navarra. El autor estuvo acompañado por el decano del Colegio, Miguel Iriberri, y Juan Carlos Franquet, Institución Futuro. Pérez-Nievas repasó la historia de CESELSA e incidió en la apuesta que le llevó al éxito: pasar de las subcontratas a los desarrollos tecnológicos propios en el campo de la alta tecnología civil y militar.

El ingeniero tudelano confesó ayer que Unamuno estaba equivocado con su lapidaria frase: ‘¡Que inventen ellos!’ y abogó por el desarrollo tecnológico como fuente de empleo. “¿Por qué en España hay unas tasas de desempleo cercanas al 16% y en países como Alemania son del 4%? -se preguntó para darse él mismo la respuesta-. La tecnología propia”. “Si en España se solicitaron el pasado año un total de 1.676 patentes, en Francia fueron más de 10.500 y en Alemania superaron las 25.000”.

Pérez-Nievas también habló de la personalidad de los gerentes de las empresas españolas y apuntó que debe triunfar la “lealtad” y la “honestidad”. Recordó que el objetivo de las empresas “debe ser ganar dinero, pero no ser las que más dinero ganen”. También abogó por el “coraje” de las direcciones generales: “Un coraje que tenga en cuenta los posibles peligros, pero que apueste decididamente por la innovación y la tecnología”.

Institución Futuro
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