7 días, CEN, 31 de marzo de 2006
Institución Futuro- Opinion Review Nº 80
Antes de abordar el análisis de la campaña electoral, resumimos varios artículos del Financial Times que estudian la situación política y, sobre todo, económica de Italia. Para Martin Wolf, Italia tiene la oportunidad de recuperarse de su estancamiento económico prolongado, la falta de disciplina fiscal y de la pérdida de competitividad internacional.
“Entre el año 2000 y el tercer trimestre de 2005, la economía italiana sólo ha crecido un 0,7 por ciento, lo que la sitúa en la parte más baja de la eurozona. Tiene los peores registros de productividad del este territorio y su inflación ha crecido por encima de la media europea. Por último, sus exportaciones son de las más vulnerables de Europa ante la llegada de competidores de otros lugares”.

Por otra parte, el analista considera que a la situación no ayuda el exceso de regulación, el intervencionismo del Estado y la rigidez de políticas laborales. La cuestión es si los candidatos son conscientes de todo esto y están dispuestos a aplicar políticas que saquen a los italianos de la crisis.
En opinión de Wolfgang Munchau, ni Berlusconi ni Prodi ofrecen una estrategia económica coherente. “Berlusconi continúa brindando las mismas recetas que en los años precedentes, pero los problemas de Italia no se pueden resolver con recortes de impuestos. Por añadidura, hay quien dice que impulsa aquellas reformas que favorecen sus propios intereses empresariales”.

Con respecto a Prodi, argumenta que tampoco propone un cambio radical. “Ha prometido limitar los contratos temporales, liberalizar la industria de servicios y reducir los costes laborales.

Pero además, Italia necesita incrementar la productividad, establecer objetivos de inflación y flexibilizar el mercado laboral”. Munchau cree que lo necesario es establecer una coalición de gobierno que vaya más allá de sus propios intereses para mantenerse en el poder.

Por su parte, la prensa italiana se centra en el análisis del debate. Si bien quedó claro que el derrotado fue Berlusconi, no creen que la televisión vaya a cambiar a los indecisos. Il Corriere della Sera afirma que la pobre actuación del actual Primer Ministro sorprendió a los expertos. “Berlusconi, acostumbrado a aparecer en público, se mostró lleno de ansiedad y su lenguaje no captó el interés de los espectadores. Por el contrario, Prodi hizo uso de la simplicidad, gestionó bien su tiempo y generó una imagen respetable”.

A juicio de La Repubblica, Berlusconi parecia desesperado durante el debate. “Prodi supo orientar su mensaje al futuro y dar esperanza a un país abatido”. Sin embargo, Il Foglio cree que el enfoque del candidato de izquierda tampoco fue convincente. “Utilizó una retórica basada en la idea de la felicidad, algo que tiene cierto aire de populismo. Pero no mostró con claridad el programa de su partido”.

Libération coincide en que Prodi derrotó a Berlusconi. “Resultó sorprendente que se convirtiera en un rival difícil para alguien tan experto en comunicación como el Primer Ministro. Le Figaro destaca que Prodi ofreció una visión más abierta del mundo, no tan partidaria del atlantismo, y que lanzó mensajes de optimismo. Su colega señala que uno de los principales problemas de Berlusconi es que se ha enemistado con la clase empresarial italiana. Le Monde piensa lo mismo y afirma que “la opinión de los empresarios italianos es actualmente muy negativa sobre los últimos cinco años de gobierno”.
De acuerdo con The Economist, sería irónico que al magnate de la televisión lo apeara del poder un mal resultado en un debate televisivo. “Durante semanas, Berlusconi y sus medios afines han evitado que las cuestiones más controvertidas de la campaña política se contaran a la opinión pública. En el debate por fin salieron a la luz”. El semanario se pregunta si el exceso de autoestima que exhibe el líder italiano puede volverse en su contra, como siempre ocurre a los mandatarios que llevan muchos años en el poder.

Y en opinión de la revista, es algo que también le puede ocurrir a Tony Blair, que atraviesa su peor etapa en el cargo. Sugiere que entregue el testigo a Gordon Brown sin agotar la legislatura. “No hay crisis importantes que reclamen el cambio. Pero es mejor retirarse a tiempo que dejar que la situación se deteriore hasta hacerse insostenible. Si Tony Blair cree que va a ser capaz de impulsar las reformas necesarias en sanidad, educación o energía, debe permanecer en el cargo. De lo contrario, es mejor abandonar mientras se encuentra en cabeza”.

Fuente: Think Tank Institución Futuro

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