Diario de Navarra, 2 de noviembre de 2016
Sara Turumbay, presidenta de AEDIPE Navarra y Emilio Huerta, presidente Comité Científico del Congreso y miembro de Institución Futuro

A principios de octubre se ha celebrado en Pamplona el 50º Congreso de AEDIPE (Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas). Los resultados de las ponencias y debates que hemos tenido entre gerentes, y responsables de recursos humanos de muchas empresas, académicos, sindicalistas y decisores públicos están llenos de interesantes reflexiones sobre un futuro que emerge con rapidez.

Hay todavía más preguntas que respuestas podemos ofrecer sobre los cambios que se están produciendo y las estrategias que las empresas deben abordar, pero una cosa resulta clara: el futuro que viene nos separa con rotundidad del pasado y del presente, y nos va a exigir como sociedad, respuestas innovadoras y creativas. Necesitaremos asumir riesgos, mejores ideas y actitudes proactivas, si queremos abordar con éxito el cambio que viene.

El contexto de la economía en España está cambiando rápidamente. Tenemos un mercado de trabajo que, a pesar de las reformas, obtiene un mal resultado en términos del empleo que genera así como de su calidad, ya que sigue existiendo una brecha muy notable entre trabajadores con empleo fijo y temporales. Los cambios tecnológicos, los procesos de digitalización y la robotización de actividades productivas que ya se vislumbran en las empresas, están teniendo consecuencias sobre el contenido del trabajo, las estructuras organizativas y las capacidades y competencias necesarias tanto en puestos directivos, como en otras posiciones. El equilibrio de poder en las organizaciones y la sociedad están cambiando. Hay colectivos que se están beneficiando con claridad y otros que resultan claramente desfavorecidos o, por lo menos, se enfrentan a cambios sustanciales en su relación con el trabajo. Y además hay una presión continua en forma de intensificación de la competencia en muchos mercados, que exige de las empresas encontrar caminos nuevos si quieren seguir disfrutando de sus ventajas competitivas. Innovar, minimizar costes, externalizar sus actividades menos valiosas e integrarse en las cadenas de valor más atractivas, son estrategias nuevas que muchas empresas deben desarrollar si quieren sobrevivir en un mundo más incierto y competitivo.

Estas fuerzas llevan a que nos preocupemos por cinco cuestiones esenciales ¿Qué está pasando con el empleo y cómo será el del futuro? ¿Cómo serán las condiciones de trabajo y los salarios para un número creciente de trabajadores? ¿Cómo evolucionarán las relaciones entre empresarios, sindicatos y trabajadores? ¿Cómo atender la desigualdad que estos fenómenos están originando? Y ¿Cómo serán las empresas mejor posicionadas para competir en el futuro?

Sobre estas cuestiones hemos estado discutiendo intensamente en el Congreso de la Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas. No hay muchas certezas, pero una reflexión resulta clara, y es el convencimiento de que la nueva economía que se acerca con enorme rapidez, llega para quedarse y que ello nos va a exigir como sociedad un esfuerzo colectivo para repensar muchas de las instituciones y regulaciones de los mercados que hasta ahora estaban funcionando. Habrá que cambiar también en profundidad la estructura y funcionamiento de muchas de nuestras empresas si queremos que se adapten mejor y por último, deberemos, como ciudadanos y trabajadores que somos, abandonar tantos miedos y perplejidades, reducir las resistencias y confrontaciones, asumir más riesgos y mejorar con innovación y formación, las aptitudes y competencias que nos preparen para un mundo más complejo e incierto. Como indica P. Drucker, “la mejor forma de predecir el futuro es crearlo”. Ésta ha sido nuestra principal tarea en estos días de Congreso.

Institución Futuro
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