Navarracapital.es, 17 de septiembre de 2018
Ana Yerro, directora general de Institución Futuro

Arranca el nuevo y singular curso político: en mayo de 2019 los navarros volveremos a ser convocados a las urnas. Inevitablemente, tendremos que repasar lo acontecido durante la presente legislatura y valorar si el Gobierno ha cumplido o no con sus promesas de eficiencia y satisfecho las expectativas despertadas. De este balance dependerá una decisión de peso: qué partido merece nuestro voto.

Resulta innegable que los tres años de cuatripartito han dado para mucho. El Gobierno ha adoptado varias medidas que podrían tildarse cuando menos de polémicas desde el punto de vista económico y social: la reforma fiscal –que, en contra de lo que proclama el Ejecutivo, está afectando de forma negativa a las clases medias y a las empresas-, el fomento del euskera en centros escolares en detrimento del inglés –y su consiguiente repercusión en la empleabilidad de los alumnos-, el tibio apoyo al Tren de Alta Velocidad y al Canal de Navarra –infraestructuras claves para la competitividad de la región-, el enredo de las becas de la Universidad de Navarra y la extinción del convenio sanitario con la Clínica –decisiones teñidas de un manifiesto sesgo político y carentes de criterios de eficiencia-, el uso de la ikurriña en edificios públicos, la reciente asignación, sin concurso público, de un canal autonómico navarro a la ETB2…

Al mismo tiempo, han sido llamativas ciertas inacciones: se ha echado en falta una reforma de la administración para hacerla más ajustada y eficiente por el bien de la cartera de los navarros, así como unos estrictos objetivos de déficit y deuda. Sin olvidar la necesidad de mejorar la transparencia en la gestión pública, como lo puso de manifiesto el informe de Transparencia Internacional España.

PREGUNTAS Y RETOS

¿Han sido estas decisiones y estas omisiones beneficiosas para la mayoría de la población? ¿O han sido pensadas y ejecutadas para contentar solo a un sector social determinado? Es lógico que, una vez en el poder, cada partido imponga su impronta, su política específica, pero ojo con aquel que pierde de vista su finalidad primordial, que no es otra que conseguir una Navarra mejor para todos.

Dicho de otra forma, ¿estamos recibiendo unos mejores y más transparentes servicios públicos que en 2015? Es incuestionable que la situación económica en Navarra y el desempleo se encuentran en mejor situación que a comienzos de legislatura. Sin embargo, merece la pena evaluar qué porcentaje de mérito se debe al buen hacer del cuatripartito y qué otro al viento de cola de la economía -que está remontando- y al buen hacer de las empresas de la región, que son las que más han sufrido la crisis y las que más han tenido que innovar y reinventarse para sobrevivir. Determinar con claridad esta cuestión es muy relevante a la hora de determinar con rigor los logros que el Gobierno se quiera atribuir.

Ahora el cuatripartito tiene por delante diversos retos. El primero, mantener la unidad en el Gobierno, pese a los enfrentamientos internos ya conocidos. ¿Cómo gobernar con coherencia y eficiencia cuando las disensiones entre los socios son públicas y notorias? El segundo reto deberá consistir en no distraerse en exceso con la precampaña electoral y seguir trabajando por lo que se le paga: que Navarra funcione mejor. Eso es lo que en verdad nos importa a todos los ciudadanos.

Institución Futuro
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