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¿Qué tipo de estado ofrece a sus ciudadanos los mejores servicios públicos, el mejor nivel de vida y unos resultados más equitativos?, ¿un estado grande o un estado pequeño?

El presente estudio, elaborado por Keith Marsden, analiza los resultados en 20 áreas distintas de diez países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a lo largo de las dos últimas décadas. Cinco de estos países responderían a lo que hemos denominado países con un modelo de estado pequeño (Canadá, Irlanda, Nueva Zelanda, España y EE.UU.), mientras que los otros cinco quedarían englobados dentro del grupo de países con un modelo de estado más grande (Francia, Alemania, Italia, Portugal y Reino Unido).

Los resultados que arroja el estudio son muy interesantes:

En las dos últimas décadas, los modelos de estado más pequeños redujeron sus ingresos impositivos y el resto de sus ingresos en una media de 6,5 puntos porcentuales expresados como porcentaje del PIB, mientras que los modelos de estado más grandes incrementaron sus ingresos impositivos y el resto de sus ingresos en una media del 4,8%. El gasto de los países con un modelo de estado más pequeño se situó en una media del 37% del PIB frente al gasto medio del 49% de los países con un estado más grande.

En 2003 la renta per cápita fue un 12% mayor en los países con un modelo de estado más pequeño que en los países con un modelo de estado mayor.

El PIB real creció más rápidamente en los países con un estado pequeño que en aquellos con modelos de estado más grandes (entre 1997 y 2005, el PIB real creció a una tasa media del 4,1% en los países del primer grupo, y del 1,9% en los del segundo).

Los estados más pequeños incrementaron su gasto en servicios públicos a un ritmo mayor que los estados más grandes (la tasa de crecimiento medio del gasto público correspondiente al primer grupo creció desde el 2,4% anual (1980-1990) hasta el 4,3% anual (2000-05) al tiempo que en los estados más grandes cayó en ese mismo periodo del 2,6% al 2,2%).

En términos del Índice de Desarrollo Humano de la ONU (basado en estimaciones sobre la esperanza de vida, la educación y el nivel de vida), los países con modelos de estado más pequeños obtuvieron, de media, una mayor puntuación que aquellos con modelos de estado más grandes.

Los índices de esperanza de vida y mortalidad son muy parecidos en ambos grupos.

El gasto total en sanidad es mayor en las economías con modelos de estado más pequeños que en aquellas con modelos de estado más grandes. En 2002, el primer grupo de países destinó a la atención sanitaria una media del 9,5% del PIB frente al gasto medio del 9,2% del segundo grupo.

Los países con un modelo de estado más pequeño gastaron en educación un poco más que los países con un modelo de estado más grande. En 2002, el gasto medio en educación de los estados más pequeños ascendió al 5,5% del PIB, mientras que el gasto de los países del segundo grupo se colocó en el 5,4%.

Las economías con estados más pequeños crearon más puestos de trabajo en la última década que las economías con estados mayores (la tasa de crecimiento de empleo en el primer grupo se colocó en una media del 2,5% anual entre 1993 y 2005 mientras que en el segundo grupo esta media tan solo alcanzó el 0,8% anual). El nivel de desempleo entre la juventud se redujo en los países con un estado más pequeño hasta situarse en tan solo el 12,9%, mientras que en las economías con un estado más grande el paro entre los jóvenes aumentó hasta situarse en el 16,5%.

Ambos grupos destinaron sumas similares en ayudas compensatorias a la población en edad de trabajar. Las economías con un modelo de estado más grande se mostraron más generosas con los pensionistas (con un gasto medio en pensiones del 11,7% del PIB en comparación con el 7,3% de las economías de los estados más pequeños).

Las reducciones en el gasto público de los modelos de estado más pequeños no agrandaron las diferencias entre pobres y ricos en estos países.

Ambos grupos de países aportan cuantías similares a la ayuda internacional. Sin embargo, si nos remitimos a las cifras de las importaciones procedentes de los países en vías de desarrollo, vemos que estas fueron mucho mayores en el caso de las economías de los estados más pequeños que en el de las economías de los estados más grandes (7,1% de la Renta Nacional Bruta frente a 4,2%), ayudando así a estimular las economías de estos países en vías de desarrollo.

Apenas se observan diferencias (sólo 0,1 Kg.) en los niveles medios de emisión de CO2 por dólar del PIB entre estos dos grupos.

El ahorro nacional creció en los estados más pequeños entre 1990 y 2003 (del 21% del PIB al 25%) pero cayó en los países con estados más grandes (del 21% al 19% en el mismo periodo).

Las economías con un modelo de estado reducido atrajeron mucha más inversión extranjera directa que las economías con un modelo de estado más grande, de forma que la cifra correspondiente a dicha inversión se duplicó con creces en el primer grupo (del 2,0% del PIB en 1990 al 4,9% en 2003), mientras que en el segundo cayó de un 1,8% a un 1,2% a lo largo del mismo periodo.

Las economías con un modelo de estado reducido importan y exportan más, por lo que presumiblemente estarán más capacitadas para responder a las presiones de la globalización que las economías más proteccionistas del grupo de países más intervencionistas.

Las prácticas de empleo en las economías con un modelo de estado reducido son menos rígidas y por lo general se consideran más favorables para los negocios que las de las economías con un modelo de estado más grande.

Las economías con un modelo de estado reducido también han experimentado un notable crecimiento en la productividad del sector privado. Dicha productividad se colocó en una media del 1,9% en la última década, casi el doble del índice de las economías con un modelo de estado más grande (donde la media cayó al 1,1% anual).

 
Institución Futuro
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